Para aquéllos que buscan la verdad y una vida dinámica

Cristo es Vencedor

Mar/Abr 2002

LA OBEDIENCIA DE CRISTO

"Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia." Hebreos 5:7-8

"Por lo que padeció." Estas palabras me dejan totalmente consternado _ el Hijo de Dios, la imagen perfecta y expresa de Dios, el Salvador, el Señor Jesucristo, aprendió la obediencia por medio del sufrimiento.

La gente esquiva el sufrimiento; no le gusta nada que puede desordenar la rutina de su vida o que le puede causar cualquier tipo de inconvenientes. Todas las cosas son sujetadas a la perfección y fijadas; todo debe ir correctamente y nada debe salir mal. Pero ¿por qué el apóstol Pablo tuvo que pasar por naufragios? Usted y yo probablemente nunca subiremos a un barco después de que hayamos sufrido un naufragio. Pero la Biblia nos habla de tres naufragios en los que el apóstol Pablo estaba involucrado. ¿Estaba fuera de la voluntad de Dios? No, de ninguna manera.

El Señor Jesús aprendió la obediencia a través del sufrimiento. Los niños maleducados reciben todo lo que quieren. Entonces ¿en qué se convierten? En personas totalmente mimadas. Personas que son inútiles como cristianos. Son incapaces de ser discípulos. No tienen disciplina. Nunca fueron disciplinadas. Nunca aprendieron a someterse a una disciplina. Eso es un gran
problema en nuestros días.

Algunas personas no tienen ninguna idea de lo que es la disciplina de la fe. Si desean algo, van y lo compran con o sin tener el dinero. No pueden privarse a sí mismos de algo por un período. Incluso una pequeña cosa como una pasta dentífrica; si usted no la consigue de repente, ¿la buscaría por una hora? ¿Cuándo fue la última vez que usted pasó una hora en oración? Eso es el tipo de gente que estamos criando hoy. "Oh, mi crema de afeitar no está disponible en este país. ¿Qué voy a hacer? Voy a ordenarla desde Inglaterra o Francia." ¡Tonterías! No necesitamos tales cristianos. Son personas que están tan completamente mimadas que no tienen disciplina ninguna.

Usted sabe cómo la gente derrocha su dinero. Desea todo lo que es nuevo. Los bolsillos llenos de dinero no le enseñarán fe. Nunca.

Hoy en día se les dice a candidatos para el trabajo misionero en países lejanos: "Primero busque a gente que le subvenciona, segundo compre un billete de ida y vuelta y además haga un seguro de enfermedad y entonces venga otra vez y vamos a considerar su caso."

¿Dónde hay allí espacio para ejercitar fe? No hay espacio ninguno. Usted se aseguró contra todas las cosas posibles y solamente habla de la fe. ¿A quién trata de engañar? No hay lugar ninguno para ejercitar la fe. No hay ninguna oportunidad en que Dios le puede decir: "Yo soy suficiente. Yo proveeré todas tus necesidades. Encontrarás que mis provisiones llegan al momento correcto y hasta este momento aprende a esperar. El esperar te enseñará confianza y fe."

En estos días no hay gente que pueda esperar. Ni siquiera puede esperar en la corte del Rey de reyes. Hay personas tan necias que sólo pueden sentarse delante del televisor y esperar todo el día por su programa favorito. Pero no pueden esperar en la corte del Rey. Por eso no pueden tener la disciplina de la fe ni la disciplina de hacer la voluntad de Dios.

Muchas personas no tienen ningún concepto de hacer la voluntad de Dios. Hacen lo que a ellos les agrada y piensan que eso debe ser la voluntad de Dios. La Biblia nos dice cuál es la voluntad general de Dios.

Si usted quiere saber cuál es la voluntad particular de Dios para su situación particular en cualquier momento, tiene que ir a Él y llamarle y librar su mente de todas las cosas que le perturben. Tiene que estar en un punto totalmente neutral y no dar giros de un lado a otro. Tiene que estar dispuesto a resistir a todas las atractivas ideas y proposiciones promovidas por amigos bienintencionados. Entonces si usted desea las instrucciones de Dios, las tendrás. Si espera al Señor y dice: "Señor, he colocado mi corazón para buscar tu rostro y conocer tu voluntad para obedecerla," entonces tendrá revelada la voluntad de Dios. Pero muchas veces la voluntad de Dios no estará como usted lo quisiera.

Recuerde que el Señor Jesús aprendió obediencia por medio del sufrimiento. ¿Aprenderemos obediencia al pie de la Cruz? ¿Aprenderemos obediencia a través de algunas pruebas terribles? ¿Fortaleceremos nuestros músculos espirituales escalando una montaña espiritual? Tal vez puede haber caídas, pero usted estará fortalecido. Se convertirá en un soldado. Será un cristiano verdadero que no sólo calienta un asiento los domingos por la mañana.

¡Que Dios tenga misericordia de nosotros! Necesitamos de Él.

-Joshua Daniel

 

Muchas veces la voluntad de Dios no estará como usted lo quisiera.

 

Los seis peniques

El reverendo Grinnell cuenta que en el siglo pasado un misionero de las Sociedades de Nueva Inglaterra estaba trabajando en el interior del estado de Nueva York donde los establecimientos eran pocos y uno de otro estaba muy lejos. Este misionero era muy devoto a su trabajo, humilde, amable y poseedor de una notable facultad para introducir al tema de la religión con todos que estaban en su alrededor.

En un caliente día de verano, mientras su caballo estaba bebiendo en un pequeño arroyo por el cual paseaban, venía un muchacho vestido pobremente, sin gorra y sin zapatos, de unos siete años de edad. El muchacho estaba mirando al misionero desde el puente justo arriba de él.

El misionero dijo: "Hijo, ¿tienes padres?"

"Sí, señor, viven en aquella casa," dijo el niño señalando una cabaña cercana.

"¿Tus padres oran?"

"No, señor."

"¿Por qué no oran?"

"No lo sé, señor."

"¿Y tú oras?"

"No, señor."

"¿Por qué no oras?"

"Porque no sé cómo orar."

"¿Puedes leer?"

"Sí, señor, mi madre me ha enseñado a leer el Nuevo Testamento."

"Si yo te doy seis peniques, ¿irías a tu casa y leerás el tercer capítulo de Juan, y el tercer versículo tres veces?" El pequeño muchacho dijo que lo haría y el misionero le dio los seis peniques y se fue cabalgando.

En un lapso de unos veinte años, el mismo misionero, avanzado en años, estaba trabajando en una región poca poblada, en otra parte del mismo estado. Un día en la tarde, cuando él fue en su camino hacia una aldea, llamó a la gente de una pequeña casa y preguntó la distancia. La respuesta fue: "Seis millas." Entonces dijo que él y su caballo estaban muy cansados, y preguntó si podrían pasar la noche allí. La mujer de la casa objetó en consideración por su pobreza, pero el esposo dijo: "Señor, usted es bienvenido en lo que tenemos."

El misionero desmontó y fue adentro. La esposa comenzó a prepara su cena y el esposo procedió a encargarse del caballo.

Cuando el hombre entró, el misionero le habló: "¿Usted ama al Señor Jesucristo?"

El hombre respondió: "Eso es una buena pregunta."

"Verdad," dijo el misionero, "pero no puedo comer hasta que usted me hable."

El hombre dijo: "Señor, unos veinte años atrás yo vivía en el interior de este estado y tenía siete años de edad. Un día mientras estaba jugando en el camino, un caballero con vestidos negros pasó con su caballo por el arroyo cercano para que el caballo pudiera beber. Como yo estaba en el puente mirándolo, él comenzó a conversar conmigo acerca de la oración y acerca de leer la Biblia; me dijo que él me daría seis peniques si yo leía el tercer capítulo de Juan y el tercer versículo tres veces. _ "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." Yo le di mi promesa, tomé el dinero y de verás me sentí rico.

Vine a casa y leí como lo había prometido. Aquel verso produjo una inquietud en mi mente la cual me perseguía por días y años, y creo que finalmente ¡estaba impulsado por esta influencia a amar a Jesús como mi Salvador!"

"¡Gloria a Dios!" dijo el misionero, levantándose de su asiento. "Aquí está uno de mis hijos espirituales. El pan echado sobre las aguas es hallado después de muchos días."

Ellos comieron su cena, hablaron, cantaron y oraron, y se regocijaron juntos durante toda la noche. Ninguno de ellos estaba dispuesto a dormir. El misionero encontró que este hombre era pobre en los bienes de este mundo, pero rico en la fe y un heredero del reino. Temprano en la mañana el misionero partió y fue su camino, inspirado con nuevo celo por la ejecución de sus piadosas labores.

-- seleccionado

Los personajes alrededor de la Cruz

No hay otro lugar de salvación. Hay solamente un lugar - la Cruz de Jesucristo. Jesús está colgando en la Cruz. ¿Qué es lo que representa en ese lugar? Él representa la naturaleza de usted y de mí y el cómo debe manejarse a ella. Jesús toma nuestro lugar. Aún las escenas alrededor del Gólgota presentan diferentes aspectos de la naturaleza de usted y de mí. Los judíos, los sacerdotes, los soldados y el juez _ todos representan como nos comportamos en diferentes momentos y bajo diferentes circunstancias. Nos justificamos a nosotros mismos en nuestras acciones. Nunca bajamos nuestras cabezas con pena hasta que vemos como el pecado hirió el corazón amoroso del Hijo de Dios.

Judas nos representa. Nadie podía discernir el motivo por el que Judas seguía a Jesús. Él ocultaba sus motivos interiores. Los ocultaba hasta que fue evidente que Jesús no iba a ser un conquistador con un gran Ministerio de Finanzas en los que él podría estar a cargo. Nuestros motivos ocultos los conoce el Señor. Los escondemos con un beso por el cual tendremos una contraprestación de dinero. Judas llegó muy cerca a Jesús cuando le besó, pero realmente estaba muy lejos de Jesús.

La traición está en cada hombre cuando no está nacido del Espíritu. ¿Usted besó a Jesús y mostró respeto exterior? Usted se arrodilla ante Él en el altar, pero en su corazón se está arrodillando ante el ídolo de oro. ¡Ponga sus ojos en Él! Mire como lo traicionaron para sangrar hasta morir.

Todos los que reciban sobornos pertenecen a la categoría de Judas Iscariote. Todo aquel que es codicioso y roba al pobre y a la viuda entra en esa categoría. La pregunta vital es: "¿Ama usted a Dios?" Si es así, amará Sus sagradas leyes y se deleitará en Su Palabra. Si no, un día será un Judas. El diablo le llevaría a ese estado. Si usted mira la cruz con la ayuda del Espíritu Santo, verá su naturaleza. Eso causará que se llame a sí mismo Judas. Cada uno con la naturaleza caída actuará un día como Judas.

El sacerdote y los escribas, que profesaban ser muy piadosos, fueron felices cuando el santo Hijo de Dios estaba sentenciado a muerte. Estaban preparados para hablar mentiras y hacer uso de gente del populacho para gritar "¡Crucifícale! ¡Crucifícale!" Si queremos que se realice nuestra voluntad a toda costa, usaremos tales métodos. Estamos dispuestos para escandalizar a otros y para destruir la buena reputación de otra persona. Nos gusta escuchar cosas malas de hombres que son mejores que nosotros. Estamos juzgados constantemente por las vidas de esos sacerdotes y escribas. Queremos que el profeta que habla la verdad y el hombre santo sean aniquilados. Por un tiempo les apreciamos, pero cuando llega el punto en que somos corregidos o reprendidos a través de un sermón o en una conversación personal, comenzamos a usar la peligrosa arma de nuestra lengua. Miremos a Él para ser salvos. Él llevó toda la ignominia en la Cruz para que usted y yo podemos recibir el perdón cuando nos arrepentimos. No hay otro lugar para el arrepentimiento y el perdón.

Usted juzga, habla mentiras e imputa motivos a los hijos de Dios. No hay paz en su hogar. Hoy en día si usted estuviera en la escena de la Cruz, pertenecería a uno de esos grupos. Puede ser que usted sea el que lo clava en la Cruz. Miremos a la Cruz para saber a cual de esos grupos pertenecemos. En cada crisis de nuestra vida, si tratamos de escapar de la responsabilidad espiritual, pertenecemos a uno de esos grupos. La escena de la Cruz es una revelación divina. Si usted ora, el Espíritu le mostrará su culpa. No retarde ir a la Cruz.

Los muchachos y las muchachas llevan una vida descuidada. Si usted entra en una casa, debe hacerlo con un corazón y ojos santificados. Cuántas personas han llevado la ruina a hogares y a individuos y han destruido la pureza de familias. Alguna gente que no saben las normas de un hogar cristiano encuentra alojamiento en una casa cristiana y cuando se muestra su naturaleza traicionera, trae confusión, pena y vergüenza a ese hogar. ¿Usted miró a la Cruz para conocer su naturaleza? Eso evitará que haga daño a otros.

El Señor le dirá si usted es digno para tomar esta responsabilidad especial. ¡Cuántas personas como Judas hay en nuestras iglesias! Usted quizás tiene la responsabilidad para las finanzas y no conoce su naturaleza interna. El Judas oculto aparecerá de repente. Debe saber que usted es una persona peligrosa hasta el momento en que mire a la Cruz y sea salvo y renovado.

José de Arimatea fue el único hombre que no consintió en la muerte de Jesús. Le dio a Jesús un entierro honorable y no era culpable en la vista de Dios. José tomó el cuerpo de Jesús de la Cruz. La sangre goteó también sobre su cuerpo. ¡Qué amor tenía por Jesús! Los santas mujeres compartieron la pena de la Cruz. También María Magdalena estaba allá. ¿Jamás ha mirado a la Cruz, querido lector? ¿Jamás ha estudiado a fondo en la Cruz su naturaleza pecadora?

-el difunto Sr. N. Daniel

 

 

¡No lo crean!

Antes de que D. L. Moody fuera s su hogar celestial, dijo:

„Algún día leerán en los periódicos que D. L. Moody está muerto. ¡No lo crean! En ese momento estaré más vivo de lo que estoy hoy. Me iré a un sitio más elevado, ¡eso es todo! Nací de la carne en 1837, nací en el Espíritu en 1856. Lo que nació de la carne puede morir, pero ¡lo que nació del Espíritu vivirá para siempre!"

El evangelio retrasado es el evangelio privado


Un joven extranjero con indumentaria china estaba predicando de las Santas Escrituras y éste era el pasaje que leía: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."

Es difícil imaginar y aún más difícil describir qué efecto tenía este mensaje en un hombre que lo escuchó por primera vez. Decir que Nyi estaba interesado, apenas expresa lo que pasó en su mente. Pues él era un buscador de la verdad; era uno de los líderes de una reformada secta de budistas devotos a observancias religiosas.

La historia de la serpiente de bronce en el desierto que ilustra el remedio divino para el pecado y todas sus consecuencias mortíferas, los hechos de la vida, la muerte y la resurrección del Señor Jesús, le permitió reconocer la aplicación de todo eso a su propia necesidad por el poder del Espíritu Santo _ bueno, es el milagro que ocurre desde hace mucho tiempo y, gracias a Dios, todavía lo vemos hoy. "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo."

Nyi pasó adentro del salón aquella noche como uno entre la increíblemente enorme multitud que "por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre." Y cuando estaba allá escuchando, la esperanza llegó a su corazón y las cosas viejas salieron para siempre y estaba consciente de un amanecer que hace todas las cosas nuevas.

Pero la reunión estaba al punto final; el "maestro extranjero" había terminado de hablar. Mirando por todas partes de la audiencia con el instinto de uno que está acostumbrado a ser guiado en tales situaciones. Nyi se puso de pie en su lugar y dijo con franqueza:

"Yo he buscado por largo tiempo la Verdad, como lo hizo mi padre antes de mí, pero sin encontrarla. He viajado lejos y cerca, pero nunca la había encontrado. En confucianismo, budismo o taoismo no hallé descanso. Pero ahora hallo descanso en lo que he escuchado esta noche. Desde ahora en adelante yo creo en Jesús."

El efecto de esta declaración fue profundo, porque Nyi fue bien conocido y respetado. Pero nadie que estaba allá fue más conmovido que el joven misionero a quien especialmente dirigió sus palabras. Los dos hombres tenían muchas conversaciones y Hudson Taylor experimentó la alegría inexpresable cuando vio el Señor obrando con él y reclamar este alma como Suya.

En un tiempo corto después de la conversión de Nyi, había una reunión en la sociedad, la cual el Sr. Nyi había presidido antes, y aunque había renunciado a su membresía, obtuvo el permiso para estar presente y explicar las razones de su cambio de fe. El Sr. Taylor quien lo había acompañado con mucho gusto, estaba profundamente impactado por la claridad y poder con el cual expuso el Evangelio. Uno de sus anteriores compañeros religiosos se convirtió a Cristo por él y los dos eran de mucho valor por la iglesia de Kuen-kiaoteo.

Nyi, como comerciante de algodón, frecuentemente tenía tiempo a su disposición el cual dedicaba en ayudar a sus amigos misioneros. Casi todos los días acompañó al Sr. Jones y no quería ningún pago por sus servicios. Era muy apasionado en llevar el mensaje a cualquier lugar.

Un día hablando con el Sr. Taylor, Nyi hizo una pregunta y la pena de la cual no se podía olvidar fácilmente.

"¿Desde cuándo tienen las Buenas Nuevas en Inglaterra?" preguntó totalmente inesperado.

El joven misionero se avergonzó decirle y respondió vagamente que eran unos cientos de años.

"¡Qué!" exclamó Nyi con asombro. "¡Unos cientos de años! ¿Es posible que ustedes saben de Jesús desde tanto tiempo y sólo ahora han venido para decirlo a nosotros?"

Continuó con tristeza: "Mi padre buscó la verdad por más que veinte años y murió sin hallarla. Oh, ¿por qué no han venido antes?"

- seleccionado

 

 

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. -Isaías 60:1

 


 Continuación de El Progreso del Peregrino

Los dos peregrinos sintieron mucho cuando tuvieron que alejarse de la ribera y debieron volver a la carretera tosca y cubierta de piedras. Se sintieron muy desanimados, pues sus pies estaban doloridos a causa del largo camino. Anhelaban un camino más fácil. Un poco más adelante, hacia la mano izquierda había una pradera de magnífico verdor, llamada Pradera del Desvío. Viendo una senda llena de césped que corría a lo largo de la pradera, paralela al camino, no pudieron resistir la tentación de seguirla.

Esta senda resultaa muy fácil para sus pies, y andaron a lo largo de ella muy felices y sin cuidados hasta que se encontraron con un hombre llamado Confianza Vana. Este les dijo que la senda llevaba a la Ciudad Celestial, así que ellos le siguieron. Pero ¡oh! la hoche llegó y el cielo se oscureció. Confianza Vana caminando delante de ellos se equivocó y cayó en una profunda sima, estrellándose contra el fondo.

Los dos peregrinos llamaron a Confianza Vana, pero sus gemidos fueron la única respuesta. Luego comenzó a llover y a tronar; los relámpagos se sucedían en forma aterradora y el agua subía rápidamente. Buscaron y buscaron pero no podían hallar el camino de vuelta a la carretera principal. Pronto aprendieron que era más fácil salirse del camino que volver a él.

Al final llegaron a un pequeño refugio donde se sentaron hasta el amanecer; hallándose tan cansados se durmieron.

No lejos de allí estaba el Castillo de la Duda, donde vivía el enorme y terrible gigante Desesperación. En una de sus caminatas por el campo, el gigante descubrió a Cristiano y Esperanzado. Con voz destemplada y ruda les mandó despertarse.

Cuando el gigante les exigió que le dijeran qué hacían en su propiedad, ellos le contaron que eran peregrinos que habían perdido el camino. El gigante Desesperación entonces los tomó violentamente por violar su propiedad, y a empujones los metió en el Castillo de la Duda.

El gigante los encerró en un calabozo donde pasaron tres días y tres noches durmiendo sobre el piso de piedra y respirando el aire viciado. Fueron dejados allí sin un bocado de alimento o una gota para beber. No viendo ninguna esperanza de liberación comenzaron a desesperarse.

Después que el gigante se fue a la cama, le contó a su mujer Sin Fe que había tomado dos prisioneros y los había echado en el calabozo por violar su propiedad. Ella le aconsejó que los azotara sin misericordia.

A la mañana siguiente el gigante Desesperación bajó al calabozo y les azotó tan cruelmente que no podían moverse y ni siquiera darse vuelta en el suelo. Pero ellos soportaron el sufrimiento sin decir una palabra.

A la noche siguiente, cuando se enteró de que los prisioneros todavía estaban vivos, Sin Fe aconsejó a su marido que les mandara que se suicidaran. De modo que el gigante Desesperación fue otra vez a verlos y les dijo con voz ruda que probablemente nunca saldrían de allí vivos y que lo mejor que podían hacer era matarse.

Pero Cristiano y Esperanzado trataron de consolarse uno al otro, y así continuaron otro día en su condición lamentable.

Sin Fe entonces aconsejó a su marido que los llevara al patio del castillo para mostrarles los huesos y las calaveras de aquellos que habían sido muertos por haber entrado en su propiedad.

Aunque aterrorizados ante el terrible espectáculo, los dos peregrinos se negaron a matarse, así que el gigante Desesperación los arrojó de vuelta en el calabozo y otra vez consultó con su mujer. „Me temo," dijo ella, „que tienen una ganzúa por medio de la cual piensan escaparse."

„Les revisaré por la mañana," dijo el gigante.

De vuelta en el calabozo, de repente Cristiano exclamó: „¡Oh! ¡Ahora me acuerdo que tengo una llave llamada Promesa! Creo que abrirá cualquier cerradura en el Castillo de la Duda."

„Sácala y prueba," dijo Esperanzado.

- Continuará -
Extraído del libro El progreso del peregrino ilustrado.

© El progreso del peregrino ilustrado. Editorial Portavoz, PO Box 2607, Grand Rapids, Mi, 49501-2607, U.S.A.