Para aquéllos que buscan la verdad y una vida
dinámica
Cristo es Vencedor
Mar/Abr 2003
|
Número
36 Sep/Oct 2002
HERENCIA INEVITABLE
Desgraciadamente, pocas personas hoy
en día saben lo suficiente acerca de sus antepasados para así
saber cuales fueron sus pecados. Sin embargo, sus vidas
están afectadas por esos pecados, ya sea que sepan acerca de ellos o no.
Los cristianos de hoy han perdido este concepto. La
falla en la confesión y el hacer tratos con los pecados de los
antepasados a menudo tiene como consecuencia que se falle al intentar romper
las maldiciones heredadas.
Tengo un
amigo con quien he mantenido correspondencia por un tiempo. Ella es una cristiana comprometida, que sirve al Señor con todo
su corazón. Hace un par de meses, recibí
una carta de Sandy en la cual me contaba que ella no
sabía cuál era el problema con su cuerpo, porque ella estaba
gravemente enferma. Mientras leía su carta, mi corazón estaba
apesadumbrado debido a los síntomas que ella me
describía, ya que se ajustaban perfectamente a los síntomas del cáncer de páncreas.
La llamé inmediatamente. Ella
me dijo que acababa de ver a su médico ese
día para obtener los resultados de una tomografía de su abdomen.
El médico le dijo a ella que el examen mostraba
lo que aparentemente era un gran tumor en su páncreas, que tenía
una alta probabilidad de malignidad. Le programaron para que la admitieran en
el hospital al día siguiente para una cirugía, extraerle una
muestra del tumor, hacer una biopsia y determinar si era cáncer o no. Las
personas con cáncer en el páncreas en esa etapa normalmente
tienen una expectativa de vida de tres a seis meses después de recibir
el diagnóstico. No hay un tratamiento efectivo
conocido para el tratamiento de esta condición.
Le pregunté a Sandy si ella
tenía la certeza de que la voluntad de Dios determinaría si
vivía o moría. Ella respondió: "Le he estado
haciendo esa pregunta al Señor. Pero para ser honesta, siento mucho
dolor y mis emociones están tan involucradas _ especialmente con la
terrible preocupación y la gran pena que sufre
mi esposo _ que no he sido capaz de escuchar claramente la respuesta del
Señor. Sin embargo, muy profundamente dentro de mí, siento que el trabajo que hago por el Señor
aún no ha finalizado."
Mi respuesta fue: "Sandy, el Señor
conoce tu corazón. Él sabe que quieres cumplir
Su voluntad. Puedes contar con eso. Si no obtienes una respuesta clara
de Dios acerca de que sea Su voluntad llevarte con Él al Hogar, entonces
creo que tú debes resistir la muerte con toda tu fuerza."
Sandy contestó: "Sabes, Rebeca, he sabido durante
años que hay una maldición de cáncer en mi familia. Hasta
donde puedo recordar, todos los miembros de mi familia han
muerto de cáncer muy jóvenes. Normalmente, el
cáncer ha aparecido en el hígado o en el páncreas.
Creía que había roto con la maldición en mi propia vida,
pero parece que no he tenido mucho éxito en hacerlo. No entiendo por
qué. Debería haber el poder de Cristo para
hacerlo."
Le pregunté a Sandy si conocía el origen
de la maldición. Ella respondió: "No lo sé. He hecho lo posible para
saberlo, pero no he podido. Solamente sé que el
Señor me mostró que es una maldición y que afecta a toda
mi línea familiar."
El Espíritu Santo justamente le acababa de enseñar a mi
esposo y a mí la importancia del principio de confesar los pecados de los
antepasados. Compartí esta información con Sandy, especialmente el pasaje en Levítico
26. Sentí que ya que la maldición del cáncer era heredada, probablemente
Satán tenía el derecho legal de maldecir a su familia debido a
los pecados de sus antepasados.
Preguntó:
"Pero ¿qué pasa si no conoces esos pecados? Sé que mi familia tiene una larga historia de inmoralidad
sexual y divorcios. De hecho, soy la primera de la
familia que aun está casada y eso es porque acepté a Cristo.
Muy pocos en mi familia se han convertido en
cristianos."
Le dije a Sandy que pensaba que ella
debía arrodillarse ante el Señor y confesar todos los pecados de
sus ancestros, los que ella sabía y también pedirle que le
perdonase aquellos pecados que ella no sabía. Ella
necesitaba pedirle al Señor que le separase completamente de todos los
pecados por la preciosa sangre de Jesús. Después, ella debía pedirle al Señor que quitase la
maldición que pesaba sobre ella si provenía de Él. Solo
entonces ella estaría lista para tratar con
Satán. Después que ella confesó
los pecados de sus antepasados, Satán ya no tenía derechos
legales para continuar la maldición del cáncer en su vida o en las vidas de
sus descendientes. Ella tenía el deber de romper la maldición del cáncer en el nombre de Jesucristo.
Más adelante,
le sugerí que ella y su esposo juntos la
ungieran a ella con aceite, cubriendo toda su área epigástrica y
toda el área con dolor con el aceite. Mientras aplicaban el aceite, ella debía mandar a todos los demonios asociados con
la maldición que salieran de ella en ese mismo momento en el nombre de
Jesús. También le sugerí que ella
específicamente se dirigiera directamente a cualquier demonio que
estuviera afectando su páncreas o que le estuviera causando el tumor y
le mandara dejarla enseguida, en nombre de Jesús. Finalmente, ella necesitaba pedirle al Señor que sanara todo el
daño que se le había causado.
Sandy hizo todo lo
que le dije esa misma noche. Cuando la llevaron a la sala de operaciones para la cirugía al
día siguiente, ¡los médicos no pudieron encontrar ninguna
traza del tumor que habían visto en la tomografía! Ellos encontraron una especie de alargamiento de su páncreas
debido a la inflamación, pero más nada estaba mal.
¡Alabanzas al Señor!
¿Cuántos cristianos no
han recibido la sanación porque ellos no han
trabajado con los pecados de sus antepasados?
-Seleccionado
ELEVE SU
ALABANZA
"Ofrezcan
sacrificios de alabanza, y publiquen sus obras con júbilo" (Salmo
107:22).
Este es un
salmo de alabanza. La alabanza es como ofrecer un sacrificio ante Dios. A menudo fallamos al dar gracias porque no estamos conscientes de
Dios. Dependemos de nuestro propio esfuerzo y
también de la oración. Cuando recibimos
lo que pedimos en oración, nos felicitamos a nosotros mismos.
Esto no es de fe.
La religión es más del propio esfuerzo y menos del experimentar la labor de Dios. La gente ha
colocado la religión dentro de acciones físicas como peregrinaciones y trabajo social. El hombre que hace esta labor está complacido consigo mismo.
No hay ninguna alabanza a Dios en todo esto. Pero la labor cristiana
es justamente lo opuesto. Usted no puede recibir alabanza o
mérito en presencia de Dios por sus esfuerzos. Por sus propios
esfuerzos, algunos cristianos tratan de reunir méritos para la
salvación, y se hacen de créditos ante Dios. Aun
el obedecer Su palabra es posible solamente con la ayuda de Dios.
Ningún hombre puede obedecer la Palabra de Dios como Dios desea que lo haga, sin que esté
presente la ayuda de Dios. Los parámetros de Dios son tan altos que nosotros por nuestra propia cuenta no podemos
complacerle.
No hay nada en nosotros que amerite
de la misericordia de Dios. El hombre es pecador de la cabeza
a los pies. Él dice: "Señor,
traigo estas ofrendas ante ti." Él no se
detiene a ver con qué manos y con qué corazón trae esas
ofrendas. Dios se da cuenta de que viene con las manos llenas de sangre
y un corazón desesperadamente malvado. "Como está
escrito: no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a
Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro
abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de
áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de
maldición y de amargura" (Romanos 3:10-14). Así somos los
hombres.
Podemos ir al quirófano con
una hermosa bufanda. Pero, ¿el doctor aceptaría
que esa bufanda cubra la herida? Los doctores son muy cuidadosos y no
aceptan nada que no esté esterilizado dentro del quirófano. Usted puede argumentar que
lavó la bufanda cuidadosamente con un buen
jabón en polvo. Pero él le diría que tanto usted como la bufanda lavada no están lo
suficientemente limpios para estar en el quirófano. ¿Cómo
estamos con Dios? Nuestra mejor justicia es como harapos hediondos. Eso es
lo que Dios estima en cuanto a nuestra mejor justicia. A menos que un hombre lo acepte, él nunca podrá conseguir
la misericordia. Debe aceptar que los motivos que
están detrás de sus mejores acciones son egoístas.
Necesita ser limpiado al pie de la cruz. Saúl
de Tarso que no tenía culpa de acuerdo con la ley, tuvo que ser limpiado
al pie de la cruz. Allí vio como Jesús sufrió para limpiarle de
sus pecados y de su estado pecaminoso.
Conducimos las reuniones de
avivamiento y oramos para que se puedan abrir los ojos de la gente. Había un
hombre que no aceptaba que era un pecador. Un
día, cuando el Espíritu del arrepentimiento llegó a
esta gente, este hombre sollozaba mucho. Él vio a Jesús llegando
en medio de la gente con una cruz. Aunque
llamó a Jesús, Él miró a todos los demás
pero no hacia él. Jesús está
lleno de misericordia pero Él no tiene misericordia para quienes no son
pecadores.
Al pie de la cruz
está la limpieza. El hombre tiene que estar agradecido a Dios por el
gran sacrificio que Jesús hizo para librarle del pecado. Cuan agradecido debería estar
con Dios por la gran liberación que me dio del pecado en los días de mi juventud,
aun en mis pensamientos y en mi imaginación. ¿Comenzamos el
día con este sacrificio? Muchos cristianos
comienzan su día con la sagrada Comunión, pero ¿hay una
gratitud real? El cielo desciende donde hay alabanza agradecida.
- El
difunto Sr. N. Daniel
PERMANECER EN EL AMOR
Génesis
33:1-4
Después de
veinte años, se encontraron esos dos hermanos. Esaú ya
había jurado venganza después de la muerte de su padre. Aunque su padre aun estaba vivo él sintió que ya
había llegado el momento de cerrar las cuentas. La amargura de
veinte años ahora podría expresarse. Si se mantiene la amargura
contra alguien por cualquier razón, dentro de tu corazón aunque
sea por un día, tu sistema espiritual se envenenará.
Puede que se sienta completamente justificado. Pero la
Biblia dice: "No dejes que el sol
se ponga sobre tu ira." Esa es la ley de Dios.
¿Por qué no podemos mantener la ley de Dios?
¿Por qué no tememos a Dios? _ Es debido al orgullo. ¿Por qué es
difícil decir `lo siento' a un hermano o
hermana? ¿Cuando nos hemos convertido en algo tan perfecto que nos
consideramos infalibles?
Es simplemente un
corazón orgulloso el que se niega a reconocer la presencia de Dios. ¿No es eso terrible? Nadie que se regocije ante la
presencia de Dios dirá: "No
me perderé de la presencia de Dios, aunque me cueste la vida." Cuando
se hace espiritualmente insensible, varias cosas comienzan a
acumularse en su mente. En una persona espiritualmente
insensible, se acumula una cantidad de basura. La mala voluntad, el
resentimiento, los pensamientos malvados, algunas ambiciones que están
fuera de la voluntad de Dios - todo eso se acumula.
Hemos aprendido a
no decir mentiras. Hemos aprendido a no robar. Hemos aprendido a no usar un lenguaje ofensivo. Hemos aprendido
a dar a Dios diezmos y ofrendas. Hemos aprendido a
orar y a dar a Dios el tiempo que debemos. Pero en cosas
más importantes estamos fallando. El truco del demonio es perturbarnos en nuestras
relaciones con los demás.
Generalmente, vemos tensión
entre las personas y su familia política en todas partes del mundo. ¿Quién
es una persona espiritual? Una persona espiritual es quien tiene la
victoria en las relaciones con sus parientes políticos. No importa cual
sea la provocación, una persona espiritual la supera. ¿Estamos
viviendo en una paz perfecta con nuestros semejantes?
La vida no está conformada
por situaciones fáciles y suaves. Generalmente, llegamos ante una
persona sagaz como Jacob que nos provoca. Él
le saca de sus casillas. ¿Cómo reacciona ante una persona
así? Esaú era un hombre muy imperfecto y
tan desobediente como para ser rechazado por Dios. Pero en esta situación, ¡es
sorprendente cuan bien se comportó! Besó a su hermano y casi se
comportó como el padre del
hijo pródigo. Palabras de perdón salieron del corazón de este hombre.
"Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros, y
su amor se ha perfeccionado en nosotros" (I Juan 4:12). Quiero que toda persona que entre a nuestros
lugares de culto sienta la atmósfera del amor de Dios. "Dios permanece en nosotros." ¿Cómo
sabemos eso? Por el amor positivo que sentimos unos
hacia otros. Este amor no se quiebra cuando se le
ataca. No, es un flujo estable y continuo.
¿Puedes detener un río?
¿Cuántas barreras masivas tenemos que construir para interrumpir
el flujo de un río? A veces
hasta esas barreras son barridas. El río del amor de Dios no puede ser impedido por
ninguno de nosotros. Eso sería algo completamente
incorrecto. Aun así, es posible. El
demonio lo desea así. Supón que el agua no pasa a través
de un canal o cauce en particular, ¿qué
pasa? Toda un área sufre. Simplemente
no pueden tener una cosecha. ¿Usted interrumpe el flujo del amor? Examine su corazón.
El Señor Jesús nos da
una regla muy simple: "Por tanto,
si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene
algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate con tu hermano y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mateo
5:23-24). Les he pedido perdón a algunos hermanos,
no una vez, o dos veces, o tres veces, sino cuatro veces. Estoy
convencido de que no estoy equivocado. Algo dentro de
mí se las ha arreglado para herirle. Así
que digo "lo siento" y lo digo una y otra vez, si es necesario.
No quiero que el río del amor se detenga en mi corazón. No
quiero perder la presencia de Dios. Tengan cuidado, queridas
personas.
Si usted quiere
permanecer en Dios, debe permanecer en el amor. Si no permanece en el
amor, no permanece en Dios. Está permaneciendo
en una organización y no está permaneciendo en Dios.
¡Qué peligroso es eso! Cuando no permanece en Dios, nada bueno surge
de usted, solamente el mal - solamente palabras malvadas, pensamientos viles,
reacciones malvadas, acciones viles, veneno y contaminación
saldrán de usted. Pero, si permanece en Dios,
permanece en el amor.
¿Dónde
está usted? ¿Está en la condición de Esaú, de
perdonar y amar al hermano que le ha dañado? Cuando
Isaac murió, ambos hermanos - Jacob y Esaú - le enterraron
juntos. ¿Estamos en la posición donde somos santificados y
estamos listos para tal reconciliación? Debemos humillarnos y examinar nuestros corazones y ver que
nosotros no detengamos el avivamiento.
- Joshua
Daniel
DAVID BRAINERD
La Lucha en Agonía por las Almas
David Brainerd
vivió una vida de santidad y oración. Su diario está
lleno de las notas acerca de sus sesiones de ayuno, meditación y retiro.
El tiempo que pasó en oración privada era de
muchas horas al día. Era oración que le daba un maravilloso poder a su vida y a su ministerio.
Él dijo: "Cuando llego a casa, y me entrego a la
meditación, a la oración y al ayuno, mi alma añora la
mortificación, la auto-negación, la humildad y el divorcio de
todas las cosas mundanas. No tengo nada que hacer con el mundo, sino solamente
trabajar honestamente en él, por Dios. No deseo vivir un
minuto para nada que este mundo pueda proporcionar.
Sentir
algo de la dulzura de la comunión con Dios y la fuerza de Su amor y
cuán admirablemente cautiva el alma y hace que todos los deseos y
afectos se centren en Dios; aparto ese día para ayunar secretamente y
orar a Dios, para que me guíe y me bendiga en el gran trabajo que tengo
en cuanto a predicar el Evangelio y pedirle al Señor que venga a
mí y me muestre la luz de Su rostro.
Tuve poco energía y poco poder en la mañana. Cerca de la mitad de la tarde, Dios me capacitó para luchar
con ardor intercediendo por mis amigos ausentes, pero es en la noche cuando el
Señor me visitó en forma maravillosa, en oración.
Creo que mi alma nunca
sintió tal agonía antes. Sentía que no hay restricciones,
pues los tesoros de la divina gracia se abrieron ante mí. Luchó
por los amigos ausentes, por la recolección de las almas, por multitudes
de pobres almas, y por muchos que
creí que eran hijos de Dios, personalmente en muchos lugares distantes.
Estaba en una agonía tal que desde la salida del sol hasta media
hora antes de oscurecer estaba completamente bañado en mi propio sudor,
pero aun así me parece que no había hecho nada. ¡Oh, mi amado Salvador sudó
sangre por las pobres almas! Deseé una
mayor compasión para ellas. Todavía me
sentía estar en un lugar dulce, bajo un sentido
de amor y gracia divina, y me fui a la cama en ese estado, con mi
corazón fijo en Dios."
Los hombres que oran en forma poderosa son hombres de fuerza
espiritual. Las oraciones nunca mueren. Toda la vida de Brainerd fue una vida de oración. Oró de día y de noche. Antes
de predicar y después de predicar, él oró. Andando
a través de las interminables soledades del bosque, él oró. En su cama de paja, él oró. Al
retirarse al bosque denso y solitario, él oró. Hora tras
hora, día tras día, temprano en la mañana y tarde en la
noche, él estaba orando, ayunando, vertiendo su alma, intercediendo, comulgando con Dios.
Él estaba con Dios poderosamente en oración, Dios estaba con
él de forma poderosa y debido a eso, él
que ya está muerto aun habla y trabaja y continuará
haciéndolo hasta que llegue el fin de los tiempos.
Jonathan Edwards dijo acerca de David Brainerd: "La vida de Brainerd
muestra la forma correcta de tener éxito en el ministerio. Él lo
asumió como el
soldado que busca la victoria en el fragor de la batalla, o como un
hombre que corre en una carrera para ganar un gran premio. Animado por el amor
a Cristo y las almas,
¿cómo trabajó? Siempre fervientemente,
no sólo con la palabra y en la doctrina, en público y en privado,
sino en oración, de día y de noche, luchando con Dios en secreto
y con indescriptibles gemidos y agonías, hasta que Cristo se
formó en los corazones de la gente ante quienes fue enviado. Como un verdadero hijo de Jacob, él perseveró en su
lucha a través de la oscuridad de la noche, hasta que el amanecer
llegó."
Esta publicación periódica es emitida seis veces al
año por la Comunidad Internacional Evangélica de Laicos. Para obtener una subscripción gratis
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Comunidad Internacional
Evangélica de Laicos (Laymen´s Evangelical Fellowship International)
Esta organización es un grupo misionero y de oración interdenominacional que
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