Para aquellos que buscan la verdad y una vida dinámica

Cristo es Vencedor

Mayo/Jun 2001

„Mi casa será llamada casa de oración"


„Mi casa será llamada casa de oración." S. Marcos 11:17

Si le preguntamos a un hombre de la calle que nos identifique una casa de oración, me imagino lo que diría. Probablemente, señalaría un lugar donde se venden hechizos y donde se dan consejos malignos, y a eso lo llamaría casa de oración.

Ha desaparecido casi totalmente el concepto de la casa de oración en la mayoría de los países. Se puede encontrar una casa para la festividad anual de uno u otro tipo, o una casa donde los devotos bailen con sus cuerpos bañados en aceite o pintados con colores brillantes, o una casa donde se escuchen resonar los cantos que no se entienden con facilidad. Pero, ¿qué es una casa de oración y dónde se encuentra? Seguramente no en la cristiandad moderna!

Alguien me llevó a ver una iglesia muy bonita en los Estados Unidos. Brillaba con pintura radiante y todo era de muy buen gusto y de hecho, se veía que era muy costosa. También me dijeron que uno o dos millonarios iban a los servicios allí. Apesar de la gran belleza de su decoración interior, solamente se celebraba un servicio allí una vez a la semana, y solamente los domingos en la mañana. No había reuniones de oración o ningún otro evento durante la semana.

Una iglesia sin reuniones de oración es una iglesia muerta. Usted y sus hijos no van a obtener nada de valor duradero en una iglesia sin oraciones.

Lo que se conoce como iglesia es un cuerpo de creyentes que han encontrado en Jesús el perdón de sus pecados y la redención del pecado, y que oran en forma efectiva desde sus corazones; y que también disfrutan de una hermandad verdadera y llena de amor entre ellos mismos.

Donde haya amor verdadero siempre habrá una preocupación genuina y una oración desde el corazón. Ahora, eso es lo que el Señor Jesús quería ver en el templo. ¡Pero caramba! Él sólo escuchaba el balar de las ovejas, el canto doloroso de los pichones que se iba a vender como sacrificios, el vigoroso y vociferante regateo para las ventas y el tintinear de las monedas en las mesas de los cambistas. Bien nos podemos imaginar qué shock y qué pena debió sentir Él ante esta cacofonía de voces y sonidos.

„Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones." Jesús encontró al templo convertido en otra cosa y no en una casa de oración. No existía ni la atmósfera para orar, ni en los hombres había la
intención de orar allí. El corazón del Salvador se llenó de pena y de aborrecimiento, y clamó: „Ustedes han convertido la casa de oración en una cueva de ladrones."

No sé cómo el comercialismo y el motivo de dinero se ha aunado lenta e imperceptiblemente a un asunto religioso. Entonces, ésto pronto se desarrolla como una estrangulación, y estén seguros de que todo irá cuesta abajo desde ese momento. Donde se acostumbraban a hacer oración, lo que hay es peleas y discusiones. Donde antes había hombres píos y justos, los malvados y los viles toman posesión. Entonces un comercialismo sin corazón se establece en lo que debería ser una institución espiritual, o un lugar donde los hombres exhaustos y descorazonados pudiesen encontrarse en paz con Dios y descansar. Estoy seguro de que aún hay algunos hombres de pensamiento recto, que están harto de la forma en que se han transformado los lugares de oración en sitios donde estafadores hacen dinero. Estos templos no promueven la bienaventuranza de la vida, sino que son antros de inmoralidad y vicios. Los ladrones y los malvivientes no vienen acá para arrepentirse y orar, sino para expresar su aprecio por un sistema religioso o una deidad que, ellos sienten, que les ha ayudado a llenar sus cofres con riquezas, sin importar su origen ilícito.

Un templo es una casa de oración donde se reprende el pecado y de donde los hombres regresan completamente transformados. Los hombres, que han ido allí bajo la esclavitud del alcohol, salen aborreciendo al licor y los estafadores se convierten en hombres con una vida correcta. Ellos han tenido un encuentro con Dios en el templo y sus vidas se han transformado. Esta transformación o nueva vida penetra profundamente dentro de la vida total del receptor. Donde había una falla como padre, comenzó a hacer arreglos. En el lugar de un destructor de hogares, ahora tenemos a un constructor de hogares - un hombre en quien se puede creer y un esposo fiel, dondequiera que vaya. Sí, encontrarse con el Señor Jesús produce en usted un cambio de vida que le estremece y que hace que se maraville ante sí mismo.

Al otro lado de la imagen, se ve hombres que se aproximan a un festival religioso con el peor de los motivos. Ellos nunca antes habían escuchado que una visita a un templo debía hacerse con la firma intención de orar y ponerse a derecho con Dios. Tal idea es nueva y totalmente extraña para mucha gente en el mundo de hoy.

Mientras caminaba hacia la majestuosa iglesia de San Pedro en Roma, encontré hordas de turistas que paseaban casualmente alrededor del sitio, sin molestarse ni siquiera en tener un poco de respeto por esas personas que estaban llevando a cabo su rutina de observancia religiosa en un espacio tan pequeño. La irreverencia y la falta de religiosidad de la escena era estremecedora. ¿Sólo tenemos una estructura impresionante y magnífica para mostrarla? ¡No! Tenemos un gran Dios que cambia a los pecadores, y les enseña cómo orar y ser hombres de Dios, y que reconstruye los hogares rotos y devastados por el pecado, un Dios que no está sólo en las puras edificaciones construídos de ladrillos y cemento.

Al estar parado en una larga cola de gente que esperaba, que había viajado grandes distancias para tener una mera visión de un ídolo brillante y famoso, un joven me dijo que él había disfrutado mucho con acciones sucias y malvadas, ¡a la plena luz del día! Su visita a un fabuloso templo sólo le llevó a un estado de bestialidad incontrolable. ¡Una cueva de ladrones! - Donde se roba a los hombres su virtud y a las mujeres se les roba su virginidad.

Parece como si, actualmente, en nombre de la religión casi cualquier cosa se puede hacer. ¡Qué tragedia!

El Señor Jesús, que ha venido a este mundo a morir por los pecados de la humanidad, tenía el corazón destrozado al ver el templo en su día sin oración ni bienaventuranza real. No se quedó paralizado por la escena de maldad prolífica - Él sacó a los malvados del templo y lo limpió.

Cuando estamos lavados en la Sangre de Jesús, la dinámica de la bienaventuranza de Dios nos lleva consigo; la impureza y la maldad a nuestro alrededor esconden su cabeza avergonzados y huyen de nosotros. Hay algo vitalmente malo con una cristiandad que no puede cambiar al mundo a su alrededor y llevar pureza de vida, donde ésta no existía.

Los ladrones y los malvados se convierten en salvadores de almas cuando Jesús llega a ellos; y una escena de desolación espiritual total y de bancarrota moral se transforma en una escena de avivamiento y renovación espiritual cuando usted se arrepiente ante el Salvador Crucificado y Resucitado quien está esperando para limpiarle y recibirle. ¡Oh, pueda el Salvador Viviente traer una ola purificadora de avivamiento a los hogares y a las naciones!

Extraído del libro Orar con un propósito por Joshua Daniel, publicado por la Comunidad Internacional Evangélica de Laicos



„Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas." S. Lucas 21:1

Jesús miró al arca de las ofrendas y a los ricos. Él estaba evaluando cuánto de sus corazones y de su fe iba con su dinero dentro de la arca de Dios. Muchos le dan a Dios; pero no hay fe en su dádiva, para nada. Nada en ello contribuye a la extensión del reino de Dios. ¿Cuánta fe hay en la dádiva de usted? ¿La va con su dinero? William Carey fue a la India. Él no tenía dinero. El Reino Unido dio 1000 libras para ayudarle, pero esa cantidad no le permitió construir una universidad, poner una prensa tipográfica o establecer el trabajo de Dios. Él trabajó y ganó 25.000 libras. ¿Cuánta fe hay en la dádiva de usted? Mucha gente le da dinero a Dios y se sienten satisfechos con eso. Dios mira estos regalos y se siente triste, pues no hay fe en ellos. Cuando llegan las pruebas y usted tiene que luchar contra ellas, se dará cuenta que no hay fe en usted. Una vez Carey no tenía dinero. Él estaba en una tierra extraña. Un mercador le llevó a su casa y le cuidó. Este hombre comenzó a servir al Señor desde allí. Dondequiera que Carey iba, era una bendición. Un hombre con fe es una bendición dondequiera que vaya. Aun cuando sea un hombre pobre, esto no afectaba a la bendición.

Había muchos tipos de personas que nos ayudaban. Algunos servían por un pago. Algunos escogían servir a Dios con nosotros. Un hombre que sirvió por muchos años se sentía deprimido cada vez que sentía que sus finanzas iban mal. Él nos dejó y encontró una situación donde podía ganar mucho dinero. Ganaba bien, pero su esposa se enfermó. Él mismo se vio poseído por el amor al dinero. Otro sirviente que valoraba su estadía con nosotros, más tarde tomó el evangelio y lo llevó a su pueblo y trajo muchas bendiciones a la gente. Él gastó su propio dinero en este servicio.

Cuando los ricos se vacían a sí mismos en el servicio de Dios, están llenos. Dios les llena con un gran regocijo.

En el momento en que la gente estaba ofreciendo a Dios, Jesús estaba observando. Él vio a una viuda. Ella realmente era una viuda. Hay algunas mujeres que tienen esposos, pero ellas son como viudas aún cuando sus esposos están vivos. Sus esposos no las aman ni cuidan de ellas. Ellas no saben por quién clamar durante sus problemas. Hay algunas otras que están en la misma situación, pero que no murmuran ante Dios. „¿Cómo puedo glorificar a Dios en esta situación?" El esposo de Pandita Rama Bai murió. ¿Se portó cómo una viuda? ¿Se desesperó? ¡Cuántos misioneros se vieron inspirados por las oraciones de ella! Ella tenía una gran fe. Cuando una viuda santificada ora, eso es una bendición. Hasta los ángeles obedecen a tales mujeres. El perder a su esposo no será una calamidad para ellas. „Yo puedo servir a Dios. Yo no perderé el ánimo. Haré que mis hijos obedezcan a Dios" - eso es lo que ellas dirían.

Proverbios 4:25: „Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante." „Guarda tu corazón." Esta viuda guardó su corazón. Salomón no guardó su corazón. Cuando Herodes construyó un gran templo, los discípulos le señalaron las piedras a Jesús. Jesús dijo que todas esas piedras algún día se quebrarían. Herodes era un asesino y un adúltero. Y aún así estaba construyendo el templo. Cuando quienes viven en pecado dan dinero a la Iglesia, su ejemplo hace un daño tal que la oferta no es aceptada por Dios. Todos los jóvenes se ven afectados por el mal ejemplo. Debemos sollozar día y noche ante Dios.

Aunque David aconsejó a Salomón lo más que pudo, el corazón de Salomón ya estaba distraído por las mujeres con quienes se casó. David había advertido a Salomón para que guardara su corazón. ¿Cómo está la corazón de usted? El corazón de la viuda era perfecto cuando dio esas dos pequeñas monedas. Era todo que tenía. ¿Puede usted darlo todo? En algún lugar, en una esquina, usted quiere tener algo que no puede dar. La viuda dijo en su corazón: „Dios está conmigo y eso es suficiente." ¿Guarda su corazón cuando usted lee revistas populares? ¿Cuando usted se mueve entre gente que pertenece a una sociedad más alta que la suya, se atraen sus ropas y su estilo de vida? ¿Pide usted dinero prestado para gastarlo como ellos? Algo está mal en usted. Guarde su corazón. Es la casa del tesoro de Dios. De allí pueden salir grandes cantos que pueden inspirar al mundo entero. Los himnos de Wesley son grandiosos. Veo que mis necesidades están expresadas en esas canciones. Ellas hacían que me arrodillara y que orara.

¿Dónde está nuestra fe? Esta viuda tenía una fe robusta. Jesús lo notó. Cuando usted tiene fe, Dios toma nota de eso. Cuando vinimos a esta ciudad, Dios nos dio esta promesa: 2 Crónicas 7:15: „ Ahora estarán abiertos
mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar."
Su oración nunca se pierde. Las humildes oraciones de mi esposa y las mías ahora están satisfechas. Debido al elemento de la fe en sus oraciones, éstas no se perderán. El ojo de Dios está fijo en su casa. David perdió esta bendición una vez. También usted puede perderla. La verdadera fe nunca pierde el contacto con Dios.

El corazón de la viuda estaba con Dios. Es bueno tener una mujer como esa en cualquier grupo de oración. John Wesley tenía algunos hombres que estaban santificados y que estaban tan cerca de Dios que Wesley decía que él no podía compararse con ellos. Él se maravillaba ante su santidad. Una mujer como ésta es un tesoro. Cuando una mujer se aferra a Dios, ella puede ser muy sincera. Si un hombre encuentra una esposa que ame al Señor, él ha encontrado un tesoro. La viuda estaba correcto ante Dios. Su cara debe haber sido brillante cuando vino a ofrecer sus monedas. No podemos expresar cuán feliz se sintió ella cuando vio a Jesús.

Jesús no quiso dinero. Mas aún, Él observó la ofrenda de la gente. Él hizo una señal de alabanza cuando esta viuda dio sus dos monedas. Jesús ve nuestros corazones. Cuando Josué mandó que el sol se quedara en el cielo, allí estaba Dios con él. Su corazón estaba correcto ante Dios. Su voz era la voz de Dios.

¿Cómo está la corazón de usted? ¿Cómo está su mente cuando va a la iglesia? Siempre he considerado mi tiempo en la iglesia como algo precioso. Escuché el mensaje cuidadosamente. ¿Debemos estar completamente consagrados? Zacarías 3:7; 4:14. Si un esposo y una esposa son aceptados como tales por Dios, eso es una bendición. No hay nada de qué desesperarse. Cristo ha resucitado. Él está con usted. Dé su corazón por completo a Dios. Esta viuda dio todo a Dios. A medida que usted limpia su corazón, está limpiando su hogar. Un hijo tras otro serán tocados. Ningún daño podrá entrar. Podrá construir el muro de los cielos alrededor de usted. Los hijos de algunas viudas se convierten en hombres maravillosos. Dejemos que algunos jóvenes se eleven, y que cambien su hogar. Siga limpiando su corazón. Las gracias del cielo y el poder del cielo vendrán a usted. La gente no podrá resistirle. Los padres sin Dios no podrán resistir su influencia. La victoria es suya. Su fe es en la palabra de Dios.

- El difunto Sr. N. Daniel



Rica en Dios


Mary Bosanquet era la hija de un mercador inglés muy rico. Ella pertenecía a la élite. Ella se vestía con las ropas y las joyas más caras y más finas. Su padre conocía a todas las personas „correctas". Todo lo que Mary quería, sólo necesitaba comprarlo. ¿Qué era lo que ella más quería? Pero pronto algo explotó como una bomba en la casa de los Bosanquet. A Mary la invitaron a asistir a las reuniones que llevaba a cabo la Sociedad Metodista. Sin decirle nada a su padre, ella fue a un servicio, luego a más servicios.

¡Entonces sucedió! La rica Mary Bosanquet se convirtió. Se sentía como si estaba flotando en las nubes. ¡Oh, el regocijo de eso! Ella se lo dijo a su padre. Él estaba asombrado cuando ella le dijo que se iba a unir a la Sociedad de Metodistas. ¡Cuán cruel, cuánta falta de agradecimiento!

Aún más, Mary invitó a sus hermanos a las reuniones y ¡habló con ellos acerca de sus almas! Ella comenzó a vestirse con más modestia como la gente de la Sociedad de Metodistas. Eso añadió un insulto a la injuria, y un día, su padre se acercó a ella con una demanda:

„Mary, hay algo que quiero que me prometas. Es que tú jamás ahora ni después tratarás de que tus hermanos se conviertan en eso que llamas `cristianos'.

Mary contestó:"Padre, no puedo consentir en eso."

„¡Si rechazas eso, me fuerzas a echarte de esta mi casa!"

„De acuerdo con tu visión de las cosas, lo haré."

Su padre replicó: „Tú no das valor a lo que te he dado; ¡vistes las ropas simples de esa gente!"

¿Cómo podía la pobre Mary explicar que ella en realidad quiera a su padre y apreciaba su interés y lo que le daba? Pero ella estaba decidida al dar su respuesta. „Cuando pienso en la palabra `bienaventuranza' o en el adorable nombre de Jesús, mi corazón parece incendiarse por Dios más que nunca. No puedo ya ir contigo a los lugares a divertirme, ni puedo vestir las costosas ropas que me compras. Debo pertenecer a Dios y sólo a Dios." ¡Imaginen a una mujer o a un hombre joven, el ser elevado por el pensamiento en la bienaventuranza o en el nombre de Jesús!

El padre de Mary estaba furioso y le mandó que empaquetara sus cosas en un baúl. Dijo que se llevaran el carro de la familia y pronto Mary con toda su posesión en un maletero literalmente dejó su hogar para seguir a Cristo. A su joven sirviente y compañera, que también era cristiana, se le permitió que le acompañara. Al partir, Mary le dijo a su padre acerca de una promesa que Dios le había dado a través de Apocalipsis 3:4.

„Dios me ha prometido que caminaré junto a Él en vestiduras blancas."

Desde las casas de los ricos, finamente arregladas y con terrazas y habitaciones para los sirvientes, con jardines exuberantes y hermosos, el carruaje viajó hacia Laytonstone, donde quedaban las casas de los pobres. La nueva residencia de Mary tenía dos habitaciones, con una vista deprimente de chimeneas y los patios sucios de sus vecinos. Ella no había traído velas, y pidió prestadas una mesa y dos sillas. Pero ella tenía „la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7).

Mary se arrodilló muchas veces, y allí ella encontró a Jesús, „el mejor de diez mil". El Señor le recordó a ella con las palabras del salmista: „Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá" (Salmos 27:10). El Señor mantuvo Su promesa; Él nunca le falló a ella. Mary a menudo decía: „Bueno, me lanzaron del mundo, y no tengo nada más que hacer sino ser bienaventurada para Dios: bienaventurada en cuerpo y en espíritu. ¡Qué alma tan feliz tengo! De veras, mi casa es un pedacito del cielo."

Las reuniones de oración se efectuaban en la nueva casa de Mary, y una mujer tras otra pedían ser incluídas en el grupo. Su número creció en una proporción tal que Mary apeló ante John Wesley para que les enviara un predicador para los servicios del domingo, cosa que él hizo. Mary tomó a un grupo de niños en su casa, y casi treinta adultos. Ellos dependían completamente del Señor para su manutención. Dios, el Padre de los que no tienen un padre, nunca les falló al suplir sus necesidades.

El padre de Mary la echó de su familia en 1760. Casi 37 años después nació Henry F. Lyte en Escocia. Mientras Lyte se estaba preparando para el ministerio en Irlanda, Mary aún estaba ejerciendo su ministerio entre los pobres y los rechazados de Laytonstone y Hoxton. El joven Lyte (más tarde vicario de Lower Brixham) escuchó la historia de Mary. Inspirado por su coraje y la pureza de su vida, él creó este adorable himno:

Jesús, he tomado mi cruz,

y he dejado todo para seguirte;

desheredada, culpada, rechazada,

Tú serás mi todo desde entonces.

 

Perdida toda ambición vana,

todo lo que busqué y esperé y supe;

aun así, cuán rica es mi condición,

¡Dios, y el cielo ya son de mi propiedad!

 

Dejen que el mundo me desprecie y me deje,

ellos han dejado a mi salvador también;

los corazones humanos y sus apariencias me engañan;

Tú no eres falso como los hombres;

 

Y mientras Tú sonrías sobre mí,

Dios de sabiduría, amor y maravilla,

el enemigo puede odiar, los amigos pueden abandonarme;

muestra Tu cara y todo brilla.

- Seleccionado


Continuación de

El Progreso del Peregrino


Vi en mi sueño que Cristiano llegó al borde de otro valle llamado el Valle de la Sombra de Muerte. Aquí dos hombres que se volvían de prisa le dieron un informe pésimo de los peligros que le esperaban: „El Valle mismo es obscurísimo," dijeron. „También vimos horribles demonios y dragones del abismo, y oímos el continuo gemir y gritar de la gente en desgracia." Pero Cristiano replicó: „A pesar de lo que decís este debe ser el camino al puerto deseado."

Entonces vi que la senda por el Valle de la Sombra de Muerte estaba bordeada a la derecha por un pantano fangoso y a la izquierda por una zanja profunda. La senda era muy estrecha; al tratar de evitar la zanja por un lado corría peligro de hundirse en el fango por el otro. A mitad del valle, Cristiano llegó a la boca del Infierno, que arrojaba fuego y humo y rugía con odiosos ruidos de demonios.

Aquí Cristiano tuvo que poner la espada en la vaina y sacar otra arma llamada „Oración Constante" (Efesios 6:18). Por lo tanto oró: „Oh, Señor, te ruego que libres mi alma." Pero los demonios invisibles parecían acercarse más y más. Cuando estaban casi encima de él, clamó con voz poderosa: „¡Caminaré en la fuerza del Señor Dios!" Al oír esto los demonios se detuvieron y no se acercaron más.

Al llegar la mañana Cristiano miró hacia atrás para ver los peligros que había pasado en la obscuridad. Vio claramente la profunda zanja a un lado y el pantano al otro, y también qué estrecha era la senda entre los dos. A lo lejos vio a los repugnantes demonios y dragones, pero éstos no se atrevían a acercarse al despuntar el día.

Cristiano siguió en su camino hasta que llegó a un pequeño collado en el valle, desde donde podía divisar todo el paisaje alrededor. Viendo a Fiel más adelante comenzó a llamarle, „¡Espérame!" pero Fiel le contestó: „No me atrevo a detenerme pues el vengador de la sangre me persigue."

Cristiano se disgustó al oir esto y corrió con todas sus fuerzas hasta que lo pasó a Fiel. Sonriéndose con superioridad y olvidándose de mirar donde caminaba, tropezó y se cayó.

Viéndolo caer Fiel corrió y le ayudó a levantarse. De aquí en adelante siguieron juntos en amor fraternal, hablando de las cosas que les habían ocurrrido durante su peregrinaje.

Cristiano: ¿Cuánto tiempo te quedaste en la Ciudad de Destrucción después que yo me fui?

Fiel: Hasta que no pude sorportar más. Había pensado salir contigo, pero saliste antes de lo que esperaba y tuve que emprender el camino solo.

Cristiano: ¿Sabes algo del vecino Flexible?

Fiel: Desde que se volvió muchos de los vecinos se han burlado de él y le han despreciado.

Cristiano: ¿No hablaste con él antes de salir?

Fiel: Lo encontré una vez en la calle, pero se cruzó al otro lado como si tuviera vergüenza de lo que había hecho.

Yo no me caí en el pantano del Desaliento como tú, y tampoco tuve que enfrentar peligros en el camino hacia la puerta estrecha, pero me encontré con una mujer llamada Licenciosa. Con labios lisonjeros me prometió toda clase de placeres, pero yo cerré mis ojos para no ser atraído. Ella me insultó pero yo seguí mi camino.

Extraído del libro El progreso del peregrino ilustrado.

© El progreso del peregrino ilustrado. Editorial Portavoz, PO Box 2607, Grand Rapids, Mi, 49501-2607, U.S.A.