Para aquéllos que buscan la verdad y una vida
dinámica
Cristo es Vencedor
Jul/Ago 2004
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"Así se haga"
"¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría
más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo
entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que
así se haga?"
(Mateo
26:53-54)
Había
un "así se haga" acerca del Señor. Todos quienes son
escogidos de Dios o llamados de Dios tienen también un propósito
muy definido el cual ha sido comisionado por el Señor. Usted y yo
debemos decir a nosotros mismos: "¿Cómo puedo fallar en
someterme al propósito de Dios? ¿Cómo puedo? Mi
Señor hizo un gran propósito y Él lo cumplió a
través de Su muerte. Las Escrituras dicen así.
¿Cómo puedo fallar en someterme a este plan de Dios?
¿Cómo puedo fallar en someterme a las Escrituras?" Si
nosotros tuviéramos esta actitud, ¡cuánto poder
hubiéramos ejercido por Dios! "¡Señor, yo voy a
obedecer tu Palabra a costa de cualquier cosa!" El resultado de tal
obediencia nadie puede medirlo.
El Señor dijo:
"¿Tengo el poder para buscar y encontrar una alternativa. Yo puedo
pedir a Mi Padre y Él me daría doce legiones de ángeles.
¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras?"
Nosotros usualmente intentamos encontrar alternativas a las Escrituras _
algún tipo de autojustificación para los caminos que hemos escogidos
nosotros mismos: "Yo no pude hacer otra cosa." Para la gente
es muy difícil someterse! Algunos de ustedes son maestros. Yo espero que
ustedes se sometan a sus directores. Si usted no se somete, si usted va a
mostrar su rebelión, tendrá una mala recomendación en su
trabajo. Usted no quiere una mala referencia y quizás para evitarlo
usted se somete. Esto no es una sumisión voluntaria y seria. Es una
sumisión para evitar una mala recomendación.
Pero la
sumisión a Dios y a la Palabra de Dios es muy diferente. Una horrible
lucha puede pasar en su corazón. Pero Dios le lleva a un lugar donde
usted complaciente y totalmente se anima a someterse a Él. Si usted no
llega a este punto, Dios no puede usarle completamente.
Yo
pienso que mucha gente ha llegado a este punto - "Bien, debo someterme a
Dios complaciente y totalmente! Si no me someto, habrá algún
revés, algunas dificultades. Pero si yo me someto totalmente, esto es el
final de mi propia vida. Luego debo olvidar mi vida." El diablo puede
estar diciéndole tales cosas: "Si usted se somete completamente,
debe olvidar su vida." No, usted siempre debe responder al diablo con la
Palabra de Dios. Luego puede callarle. La Biblia dice: "El que pierde su vida por causa de mí y por el evangelio,
la hallará." Usted debe decirle al diablo: "Diablo, me
estás diciendo que mi vida ha finalizado, pero Jesús dice que yo
encontraré vida. Creeré a Jesús en lugar de creerte a
ti." ¿Se someterá a Dios con todo su corazón?
La
obediencia a Cristo y la simplicidad de Cristo hará que usted vea
grandes cosas. Jesús vio a la defensa de Pedro con su espada como un intento de anular los planes de Dios.
"Si no obedezco a Dios, entonces ¿cómo se cumplirían
las Escrituras?" Nosotros hemos preferido pedirle a Dios que preguntarle.
"Si le fallo a Dios en estas decisiones, si desobedezco a Dios en Su
llamado, si desobedezco a Dios en auto-negación y sacrificio, entonces
¿cómo se cumpliría el propósito de Dios para salvar
a millones de personas?"
¿Usted puede pensar en una alternativa?
¿Puede pensar en un camino sin la cruz? ¿Puede pensar en un mundo
sin el poder de resurrección del Señor Jesucristo? Yo temblaría en pensar en tal
posibilidad. ¿Puede imaginarse la magnitud del deterioro cuando usted se rehuse a cumplir
la Palabra de Dios?
Nosotros
no hubieramos podido aguantar pensar qué hubiera pasado si mi padre no
hubiera obedecido a Dios. Para miles de
nosotros esto hubiera sido una ininterrumpida oscuridad y absoluta miseria. La
obediencia de mi padre no fue una obediencia indispuesta. Mi padre fue
totalmente obediente a Dios. Nosotros vemos el ejemplo de nuestro Señor
quien primero obedeció a Dios en esta manera. "Pedro, pon tu espada
en la vaina. ¿Cómo se cumplirían las Escrituras, de que es
necesario que así se haga."
Yo no
sé cuántos miles de personas dirán:
"¿Qué hubiera sucedido si esta hermana no hubiera obedecido
a Dios?" El propósito del diablo es siempre probar y manchar el
propósito, los planes y la voluntad de Dios. Mientras nosotros creemos
en la soberanía de Dios, no debemos olvidar que el diablo estuvo
probando para frustrar incluso a Jesucristo nuestro Señor en el comienzo
de su ministerio.
Así
el diablo será después de usted y de mí. "Usted debe
obedecer hasta este punto. Eso es suficiente. No lleve todo el camino a la
cruz." Eso es lo que el diablo hace para probar a muchos de nosotros. Y
este es el tiempo para decirle enfáticamente "No" al diablo y
"Sí" al Señor: "Sí, Señor,
iré todo el camino, cumpliré toda Tu palabra."
¡Qué maravilloso será! Si todos nosotros
cumpliéramos completamente la voluntad de Dios para nuestras vidas,
¡qué gloriosa victoria veremos!
-Joshua
Daniel
“La
oración de fe respondida”
Yo
llegué a Mewry un sábado por la noche, pronto después de
venir al circuito Charlemount, y fui informado que debería visitar a una
mujer quien estaba moribunda, tan pronto como pude hacerlo oportuno. Se me informó
que ella había estado enferma un tiempo considerable de quejas por
hidropésia, y frecuentemente expresaba un deseo para conversar con
nuestros hermanos y especialmente para ser visitada por nuestros predicadores;
pero su esposo estuvo negado a su aprobación, temiendo el reproche que
él pensó vendría. Él era participante del
Socinianismo (Doctrina herética
de Lelio Socino, hereje italiano entre 1526 y 1562, que negaba la Trinidad y la
naturaleza de Jesucristo) y un hombre de eminencia en el pueblo y en su
congregación; pero el caso perdido de su esposa que el amaba tuvo por
fin que consentir en los deseos de ella.
Yo por consiguiente fui,
y fui presentado a una persona muy interesante; una joven mujer, quien
incluso su mirada parecía decir: "¿Quién me
mostrará algo bueno?" Su estado hinchado con su demacrado y
todavía bello
semblante, proclamó que su situación era desesperada; y los dos
más amados hijos se añadieron a la afligida escena.
Su
esposo, un fino hombre joven, vigiló sobre ella con cada apariencia de
fuerte afecto; pero pude percibir que hubo una sensación con respecto a
mí que no fue lo suficientemente cómoda. Hablé a la mujer como a una persona moribunda, y en una manera que
supuse que él quizás consideraba entusiasta.
Pero fui
animado a tener esperanza para la afectada, pues encontré que ella fui
verdaderamente "pobre en espíritu". Nosotros oramos por ella,
pero pensé que nunca me sentí tan avergonzado de mí mismo.
Yo intenté orar por ella como persona moribunda, pero pude apenas decir
una oración sin titubear. Mi
oración verdaderamente no tuvo alas; y el pensamiento de que el esposo
me estaba observando con intensidad añadió más
vergüenza así que pensé en terminar.
Al final
la idea de su recuperación vino con desconocida fuerza a mi mente, y me
aventuré a que permaneciera en mi mente. Se derramaron inmediatamente
sobre mi palabras que podía decir más rápidamente.
Sentí que verdaderamente fue una "oración de fe", de la
cual Santiago dice: "salvará al enfermo".
Yo parecía reclamar a favor de ella una vuelta a la vida por la Mano del
Señor. Finalmente concluí; pero estuve casi inmediatamente
tentado a pensar que había cedido a la desilusión que
habría de darme el ridículo y de hacer daño a mentes
desprevenidas.
Yo
salí, la afligida mujer solicitó que pronto yo llamara otra vez;
y el esposo, con un semblante asombrado, fue apenas capaz de decir incluso la
usual común cortesía en despedirse.
Al
regreso en mi cuarto, yo tuve algunas ideas penosas; temiendo que la
frágil, mente de la afectada pudiera ser herida por los comentarios que
probablemente serían hecho en tal familia sobre mi utópica
conducta. La esperanza de su recuperación permaneció de cualquier
modo en mí; pero pensé que era mejor guardarlo esto para
mí mismo, y orar por ella en la familia en cuanto a una persona
moribunda. Pero esto fue en vano.
La misma
fuerte influencia puso un reto a mi prudencia; y fui obligado a pedir la vida
por ella como lo hice en su propia habitación, para
el gran asombro de mi piadoso dueño de casa y su familia.
En la
noche del día del Señor, después del servicio, fui otra vez a visitar mi paciente,
y nuevamente me asombré de la extraña confianza que todos
tuvieron, por la oportunidad de mi fe. Salí de ella con una fuerte
exhortación de fijar su mente en la divina expiación, y apuntar
la conformidad al Hijo de Dios en Su oración al Padre: "No se haga
mi voluntad sino la tuya."
Yo
continúe mi rumbo, y al final de seis semanas encontré a mi muy
amable
paciente en un estado de convalecencia, y como un miembro más de la sociedad de
cristianos evangélicos. El esposo había quitado toda la
oposición; él me recibió con gozo y expresó su
gratitud en fuertes términos. Él me invitó a cenar; yo
dispuse una muy feliz familia. En la tarde yo me reuní con mi recuperada
paciente en la clase bíblica, totalmente activa en las cosas que llevan
a nuestra paz.
Ella hizo un veloz progreso, y pronto se
regocijó en "la redención a través de Su
sangre", y el perdón de sus pecados.
“La
razón del por
qué”
Rev. H. Moore.
(Un artículo de "Más que
conquistadores" por John Woodbridge)
Dunedin en lo profundo del sur de Nueva Zelanda fue por gran
parte habitada por inmigrantes de Escocia. Uno de ellos fue Robert Laidlaw,
quien en 1886 vino con su esposa y su primogénito hijo, Robert Junior.
Los Laidlaw, ambos sinceros cristianos, criaron sus seis hijos en el conocimiento
y amor de Dios. Así cuando el joven Robert terminó la escuela a
la edad de dieciséis años y comenzó su carrera de negocios
como un joven oficinista en la
ferretería Laidlaw y Gray, él ya tenía una buena cantidad
de textos bíblicos acumulados en su mente, pero el compromiso con Cristo
no estaba en su corazón. Fue un año después, en la
Misión de Torrey y Alexander, que él abrió su
corazón al Señor.
Esto no
fue una rápida emoción de Robert Laidlaw. Esto fue una
decisión deliberada, el cual fijó el curso del resto de su vida. Dos años más
tarde, después de que el resto de la familia se había mudado a
Auckland, con diecinueve años de edad Robert tomó la
posición del viajero y comerciante, cubriendo las provincias de Otago y
Southland. Él lo hizo con alguna aprensión, pues estos fueron
días de taberna y se esperaba que los negociantes viajeros
recorrieran los clientes en cantinas locales. El hizo así con alguna
aprensión.
Más
tarde en su vida, Laidlaw nunca se cansó de relatar la historia de su
primera reunión con un cliente, un herrero por nombre Nat Bates. Cuando
él llegó, Bates estaba herrando a un semental de tiro el cual
estaba pateando violentamente. El sudor estaba corriendo fuera de la cara del herrero, y la aire fue sulfurado con sus
juramentos. Pronto él comentó: "No escucho sus maldiciones,
joven compañero." Robert dijo: "No, Señor Bates. No
juro. Yo me llevo bien con el inglés del rey."
Un poco
más tarde: "¿Usted no fuma, joven chico?" "No, Señor Bates, yo no
fumo nada. Y un minuto más tarde usted me preguntará si yo tomo,
yo le diré: `No, Señor Bates, yo no tomo.'" Con las tenazas
en su mano izquierda, el herrero tenía la herradura al rojo vivo en el
yunque y con su mano derecha levantó su martillo. Él paró como petrificado, luego bajó el martillo
sobre el yunque, y poniendo su gran, sudorosa y sucia mano en el hombro de
Robert dijo: "Persevera en esto, chico, persevera en eso."
Durante
sus viajes, Robert se encontró con una empresa de envíos en el
distrito de Montgomery en Nueva Zelanda. Su oportunidad vino en 1909, despues
de haberse juntado nuevamente con su familia en Auckland. Trabajó arduamente y lleno de
esperanza, por varios meses lo que el llamó «catalogue Laidlaw
Leeds N°1» de 125 paginas y posteriormente, abrió un
salón de seis metros a diez metros para sus negocios. El cátalogo
afirmó sumistrar cualquier cosa en el extenso mundo, ropa íntima
y comestibles, cosméticos y maquinaría para granjas, y todo a
precios bajos. La reacción a esta cosa completamente nueva en Nueva
Zelanda que por gran parte era agrícola fue eléctrica. Pedidos
llegaron en abundancia. El salón pronto se hizo pequeño. Tres
veces en diesiciete meses tuvo que mudarse la empresa Laidlaw Leeds a un edificio más grande.
En 1913
el alojamiento fue crítico. Se compró un gran lugar y la
más grande construcción comercial de Auckland fue parada. Este tenía cinco pisos y
un sótano, el espacio total de fondo fue de siete y medio acres. La
empresa abrió en el nuevo edificio en Abril del año 1914, tres
meses antes del comiezo de la Primera Guerra mundial. Esto fue cuatro años y
medio después de que se había recibido la primera orden del Catálogo N°1. En 1918 se
fusionó con la Compañia Comercial Unión de Agricultores,
con Robert Laidlaw como gerente general; esta posición ocupó por más de
cincuenta años.
Robert
Laidlaw fue un exitoso hombre de negocios. Pero para Robert esto no
tenía la mayor importancia. Él fue llamado a ser un hombres de
negocios para Dios. En su juventud, pronto después de su
conversión, él hizo un registro en su diario, prometiendo dar el
diez por ciento de todo lo que ganara a la obra de Dios, e incrementar esta
proporción en una escala gradual si sus ingresos aumentaban.
Después, cuando la empresa Laidlaw Leeds estuvo comenzando para estar en
auge, él debidamente hizo un nuevo registro en su diario:
"Septiembre 1919, edad veinticinco. He decidido cambiar mi primera escala
gradual, y comienzo ahora a dar la mitad (50 %) de todas mis ganancias.
Esto lo mantuvo por los restantes sesenta años de su vida,
estableciendo el Consorcio Caritativo de Betesta, el cual a través de
los años dispersó incontables miles de dolares a toda clase de
acciones misioneras y evangelistas.
El
evangelio fue siempre cerca del corazón de Robert. En 1913, cuando
Charles Alexander conducía una misión en el salón central
en Auckland, Laidlaw le pidió al misionero
asociado Wilber Chapman para que hablará en una especial reunión
a mediodia a sus doscientos empleados. Cuando introducía el Dr. Chapman,
Laidlaw habló a sus empleados de su propia conversión y les dijo:
"Yo no puedo hablar a cada uno acerca de su relación con
Jesucristo, así que prometo escribir en detalle la razón del por qué yo soy cristiano." Para guardar esta promesa escribió
"La razón del por qué", el cual quizas es el más efectivo tratado
evangelístico jamás escrito. Es un librito de cuarenta y seis
páginas. Que fue traducido en treinta idiomas y más de veinte
milliones de copias fueron vendidas o distribuidas. Este pequeño libro
ha sido instrumento de ayuda para cientos de miles de personas a "afianzar
el compromiso" con Jesucristo.
Robert Laidlaw estuvo siempre deseoso de hablar
de Cristo. Como Oswald Sander recuerda: "Él fue el único
Nuevo Zelandes que yo conocí en esos días quien pudo dedicarse a
una reunión evangelística en cualquier salón central de
Nueva Zelanda." Robert siempre
“Impermeables, relojes y plumas Fuentes”
agradeció
a Dios por el privilegio de usar su vida para ganar hombres y mujeres para
Jesucristo.
Hombres como Billy Bray son pocos en grandes intervalos.
La
tragedia es vista en almas perdidas y moribundas. Incrédulos quienes nos miran con
frecuencia ven solo cristianos llenos de dudas y fluctuaciones. Santiago proclamó: "Pero pida con
fe, no dudando nada..." (Santiago 1:6). Moffat traslado esto en: "...permítase
pedir con fe y nunca dudar." Verdadera oración, oración
poderosa, es oración firme.
Rees Howells vivió con una
fe sin dudas. Él se volvió en un dedicado intercesor en el siglo
veinte, y estableció orfanatos y una escuela bíblica durante los
años esforzados de la Segunda Guerra Mundial. En "Rees
Howells: El Intercesor", una obra
maestra por Norman Grubb, es relatada la conmovedora historia de una fe sin
dudas y en acción.
Hace tiempo el Señor Howells
preparó su partida como
misionero a África. Él y su compañero estuvieron listos
para abordar un tren a Londres para hacer conección con una
embarcación para un lejano viaje. Ellos tenían sólo diez
chelines, suficiente para llevarlos veinte millas en el tren.
Howells relató: "Nosotros
nos sentimos seguros que el dinero llegaría, nosotros fuimos a la
plataforma para esperar la llegada. El tiempo del
tren para salir vino y nosotros decidimos ir lo más lejos posible."
Saliendo del tren veinte millas
después, ellos se
reuniron con amigos quienes les invitaron
a desayunar. Howells pensó: "Seguramente Dios había enviado
estos amigos para pagar el camino." Pero el tiempo de salida llegó
y ninguna oferta de ayuda financiera fue dado.
Rees Howells testificó:
"El Espíritu me habló y me dijo: `Si tu tuvieras el
dinero ¿qué harías? ¿No estás predicando que
Mis promesas son iguales a la necesidad? Tienes que tomar lugar en la cola.'"
Rees Howells se paró en la
cola como si tuviera el dinero para el pasaje.
Howells dijo: "Cuando estuvieron solo dos personas delante de
mí, un hombre se acercó y dijo: `Discúlpenme, pero yo no
puedo esperar más tiempo... yo debo abrir mi tienda.' Él se despidió y puso en mi mano
treinta chelines."
Esto fue verdaderamente una
victoria extraordinaria, pues Satán hizo todo lo que pudo para colocar
los obstáculos de incredulidad ante Howells. Pero cada vez que
Satán vino, la fe de Howells venció las arduas pruebas del enemigo. Cada vez Dios bendijo a Howells
con sumas extras por su fe inquebrantable.
A la llegada en el puerto para
salir a África, estos
misioneros tenían todo para su viaje excepto tres pequeños
artículos. Ellos necesitaron por persona un reloj, un impermeable y una
pluma fuente. Ellos no habían mensionado estas necesidades a nadie.
Antes de salir, un amigo les preguntó: "¿Qué
tipo de relojes tienen ustedes? Mi hijo quiere darles ambos un reloj."
Asombrosamente su próxima
pregunta fue: "¿Se han preparado para la estación
lluviosa en África por tener un impermeable?" Cuando Howells respondio negativamente, el amigo
escribió una dirección, informando a ellos recoger dos
impermeables para su costo. Finalmente escribiendo la dirección,
preguntó: "¿Han visto este tipo de pluma fuente?"
"No," dijo Howells e inmediatamente fue
dado a cada uno una pluma fuente nueva. Cuán exactas son las palabras de
Pablo: "... delante de Dios, llama las cosas que no son, como
si fuesen" (Romanos 4:17).
¿Puede usted imaginar el
gozo de Rees Howells cuando cada necesidad le fue provista através de
una oración confiando.
Seleccionado
"Velad
y orad"
"Velad, pues, en todo tiempo
orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que
vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre"
(Lucas 21:36)
"Velad, pues, en todo tiempo
orando." ¿Cómo es esto posible para un estudiante?
¿Cómo es esto posible para un obrero? Dios enseña al
subconsciente a estar siempre en comunión con Él. Esta corriente
de fondo nos une a nosotros con todos los santos.
Sus ejercicios de oración son momentos determinados para mantener su
subconsciente siempre conectado con Dios.
En Rangoon, en el río
Irawady, hay una corriente de fondo. Los barcos en la superficie no son
afectados por esta, pero si un hombre cae en el agua, él es arrastrado
por la corriente y por eso no puede ser rescatado. En la vida espiritual
también hay una cosa así _ una corriente de fondo de
oración. Su subconsciente es siempre en oración. Incluso en sus
sueños será una corriente de fondo de oración.
En los campos de oro de Kolar nunca paran los motores. Una vez que se paran
las máquinas, necesitan seis mese para arrancarlas. Así ellos
siempre están en trabajo. Un hombre de oración, cuando crece en
ejercicios de oración, tiene esta corriente de fondo de orar siempre.
Usted debe llegar a este estado. A tal persona nada llega como
un golpe. Todo es revelado de antemano. Hay una mística comunión
con el Divino Espíritu y usted ora con la mente de Dios.
"Velad y orad." Esto también se puede decir de esta manera:
Vele acerca de lo que ora. ¿Es por asuntos egoístas y seculares?
Suba a cosas altas y Dios dice que Él cuidará de las cosas
mundanas y bajas.
Cómo es su oración? ¿Con qué actitud ora?
¿Es con una actitud de auto-complacencia y auto-satisfacción?
Usted siempre debe ser un hombre quebrantado. ¿Usted ora sin la fatiga del
pecado?
Vela usted cuando ora? ¿Es usted flojo para levantarse a orar?
¿Quiere usted que Dios le siga en lugar de que usted se adhiera al
camino de Dios y al camino de los santos?
¿Cuánto ora usted? ¿Cuán profunda es su
oración? ¿Cuán
profundo es su deseo? ¿Cuán sincero es su deseo? ¿Es usted
uno con la mente de Dios? Usted debe siempre orar seriamente para lo que ora y
en unión con la mente de Dios. ¿Hasta qué punto
usted es uno con nosotros? El hombre en el campo de batalla y el hombre en la
fábrica de municiones están comprometidos en la misma cosa. Uno
no puede existir sin el otro. Usted que está orando, esta trabajando con
nosotros quienes vamos a hacer la obra de avivamiento. Nosotros debemos orar
más. Nosotros debemos ser iguales a la necesidad. ¿Estamos yendo
para victoria o derrota? ¿Cual es el empeño que usted está
poniendo en la oración?
-Difunto Sr. N. Daniel
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