Para aquéllos que buscan la verdad y una vida dinámica

Cristo es Vencedor

Septembre/Octubre 2003

Colocando las nuevas bases

"Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará." (San Marcos 8:34-35)

Acá hay un gran secreto. Si un hombre aprende este secreto y lo aplica, multiplicará su utilidad muchísimo. Pero este principio es muy contrario a nuestra naturaleza carnal. ¿Quién quiere perderse a sí mismo? ¿A quién le gustaría perder sus placeres? ¿A quién le gustaría perder su descanso? A nadie le gusta perder algo. Pero acá está Jesús diciéndonos que cuando nos perdamos a nosotros mismos por el Evangelio, entonces nos salvamos. No sólo nos salvamos a nosotros mismos, sino el Señor Jesús dice: "Recibirá cien veces más."

Esto es el aumentarnos a nosotros mismos 10 000 veces. Veamos San Mateo 19:29. "Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna." ¿Es fácil abandonar todas estas cosas? Cuando un hombre tiene una casa, ¿quiere perderla? ¿Quiere abandonarla? ¿Quiere un hombre alejarse de sus hermanos y hermanas, o alejarse de su padre, su madre, o su esposa e hijos? Ninguna de estas cosas es fácil. Pero hay un llamado en nuestros corazones, para amar a nuestro Maestro más que a todas esas cosas. El mundo dice: "Él ha perdido sus oportunidades; ha perdido sus casas; ha perdido sus amigos; ha perdido a sus padres." Pero Dios multiplicará esas cosas. Aprenda a abandonarse a sí mismo por el Evangelio. A veces su cuerpo se siente muy cansado. A veces es simplemente pereza. Cuando se ve a los demás sentirse bien, usted se siente con ganas de recostarse. Algunas personas piensan. "Bueno, estoy muy cansado; me voy a dormir temprano hoy sin orar." ¿Qué sucede? Su sueño se ve terriblemente perturbado. Verá esto en su vida práctica. En vez de ganar horas de sueño, se las pierde. Se puede verlo en las vidas de los demás. La gente piensa: "Tengo que tener esto; tengo que poseer lo otro. Abandonaré mi vida de oración. Abandonaré mi tiempo de oración." Entonces ellos pierden todo.

La Biblia dice: "Les dio carne para su lujuria, pero les dio pereza a su espíritu." ¿Para qué sirve tener pereza en el espíritu? Tenga mucho cuidado. Hoy hay una atmósfera muy peligrosa alrededor de nosotros. El nuestro es un mundo muy exigente. "Tengo que poseer esto, tengo que poseer lo otro." Y culpamos a todo el mundo _ al gobierno, y a todos a nuestro alrededor por lo que no tenemos. Pero nosotros, los cristianos, somos completamente diferentes. Si Dios nos niega algo, sentimos que es una gran bendición. Estamos dispuestos a abandonar algo cien veces por darlo a nuestro vecino. Amamos a nuestro vecino. No deseamos la tierra de nuestro vecino, sino pensamos: "¿Qué le podemos dar?" Ahora, esta lección tiene que aprenderse paso a paso. De otra manera, no podemos dar nuestras vidas por Jesús. Debemos comenzar con sacrificios pequeños. Luego, viene el momento en que seamos capaces de ofrecer cosas más grandes. ¿Estamos preparados para perder algo
de sueño, y aguantar dureza por el Evangelio?
Si no es así, no podemos nunca cumplir el trabajo de Dios. Los que tratan de salvarse a sí mismos, se destruirán. Sus vidas estarán arruinadas. Quienes aprenden a perderse a sí mismos, verán una gran multiplicación. Este es un principio básico que debemos aprender. Sin aprender este principio, el Reino de Dios no puede construirse.

Los primeros cuatro obispos que fueron a la India eran hombres brillantes. Ellos tenían una gran compasión. En nueve años todos ellos fallecieron debido a enfermedades serias. Cantamos la canción del Obispo Heber: "Desde las Montañas Verdes y Heladas de Groenlandia". El Obispo Heber murió en Trichy. El vivía mucho tiempo con la gente, tratando a ayudarla. Luchó contra el sistema de castas. Murió prematuramente. Cuando se llamó al siguiente obispo, algunos de los grandes pastores de Londres temían aceptar el trabajo. Pero un obispo dio un paso al frente. Cuando llegó a su casa en la India, apenas había algo de mobiliario apropiado. Pregunté al funcionario a cargo: "¿Por qué no se ha tomado la molestia de amoblar este lugar?" El hombre le dijo: " Creo que este mobiliario es suficiente para seis meses." Eso significaba que él esperaba que el nuevo obispo muriera en seis meses. Pero Dios le permitió permanecer allí por 22 años. No es posible para nosotros imaginar los sacrificios que esos hombres hicieron. Realmente no es posible. Esas condiciones eran diferentes _ su tarea, sus dificultades y su sacrificio. Nuestros sacrificios no son nada en comparación con los de ellos. Ellos literalmente aprendieron a darse a sí mismos por el Evangelio. ¡Hombres brillantes! Ellos sentaron unas buenas bases.

Ahora nosotros tenemos que sentar nuevas bases. Nuestros periódicos no hablan de tiempos plácidos. Están llenos de propaganda de cosas materiales. Pero no debemos permitir que estas cosas nos muevan. "¿Qué más puedo hacer por mi Señor? ¿Cómo puedo entregarme a mí mismo por el Evangelio?" _ esta es la única manera de hacer el trabajo de Dios. Debemos producir hombres que se entreguen a sí mismos por el Evangelio.

- Joshua Daniel


Grandes hombres de oración

La causa principal de mi tibieza y mi inutilidad se debe a una incontable desidia en la oración. Puedo leer o escribir o conversar o escuchar con un corazón dispuesto; pero la oración es algo más espiritual e interno que cualquiera de esas otras cosas, y mientras más espiritual es un deber, más apto es mi corazón carnal para alejarse desde allí. La oración y la paciencia y la fe nunca se ven decepcionadas. Desde hace mucho he aprendido que si quería ser pastor, la fe y la oración lo lograrían. Cuando pueda encontrar que mi corazón está en orden y libre para orar, todo lo demás es relativamente fácil.

- Richard Newton

Se puede establecer un axioma espiritual, que en cada pastor verdaderamente exitoso la oración es una fuerza evidente y controladora _ evidente y controladora en la vida del predicador, evidente y controladora en la profunda espiritualidad de su trabajo. Un servicio puede ser un servicio muy mental sin la oración; el predicador puede obtener fama y popularidad sin la oración; toda la vida y el trabajo de un predicador se puede hacer sin el aceite de la oración o con lubricación casi suficiente para mover solamente una parte. Pero ningún servicio puede ser espiritual, asegurando la santidad del predicador y de sus feligreses sin la oración, siendo ella una fuerza evidente y controladora.

El predicador que ora coloca así a Dios dentro de su trabajo. Dios no llega al trabajo del predicador como por casualidad o como un principio general, sino llega a través de la oración y las urgencias especiales. Ese Dios se puede encontrar por nosotros en le día, cuando le buscamos con todo el corazón, y eso es una verdad para el penitente y para el predicador también. Un servicio con oración es el único calificado para los altos cargos y las responsabilidades de un predicador. Los colegios, el aprendizaje, los libros, la teología, la prédica no pueden hacer a un predicador, pero la oración sí. El cometido de los apóstoles a predicar era un vacío hasta el Día de Pentecostés que llevó consigo la oración. Un pastor que ora ha pasado más allá de las regiones de lo popular, más allá del hombre que simplemente se ocupa de sus asuntos, de lo secular, del atractivo del púlpito; ha pasado más allá del organizador eclesiástico o general; ha llegado a una región más sublime y maravillosa, la región de lo espiritual. La santidad es el producto de su trabajo; los corazones y las vidas transfiguradas engalanan la realidad de su trabajo, su veracidad y su naturaleza substancial. Dios está con él. Su servicio no se proyecta en principios mundanos o superficiales. Él está profundamente versado y basado en las cosas de Dios.

Su larga y profunda comunicación con Dios acerca de su gente y la agonía de su espíritu en lucha le ha coronado como un príncipe en los asuntos de Dios. La frialdad del simple profesional hace ya mucho tiempo que se ha disuelto gracias a la intensidad de su oración.

Los resultados superficiales de muchos servicios, la falta de vida en otros, todo eso se encuentra en la falta de oración. Ningún servicio puede tener éxito sin mucha oración, y esta oración tiene que ser fundamental, siempre presente y siempre creciente. El texto y el sermón deben ser el resultado de la oración. El estudio debería estar bañado en oración, todos sus deberes deben estar muy impregnados en la oración, su mismo espíritu debe ser el espíritu de la oración. "Yo siento que he orado muy poco," era el lamento mortal de uno de los escogidos de Dios, un remordimiento triste para un predicador. "Quiero una vida de mayor, más profunda y más verdadera oración," dijo el difunto Arzobispo Tait. Así debemos decir todos, y debemos estar seguros de eso.

Los verdaderos predicadores de Dios se distinguen de otros por una característica grandiosa: ellos eran hombres de oración. A menudo diferían en muchas cosas, pero siempre tenían un centro común. Ellos puede que hubieran comenzado en puntos diferentes, y viajaron por vías diferentes, pero ellos todos convergieron en un punto: eran todos uno en oración. Para ellos, Dios era el centro de atracción y la oración era el sendero que les llevaba hacia Dios. Esos hombres no oraban ocasionalmente, no oraban un poco en tiempos regulares o raros, sino que ellos oraban de forma tal que sus oraciones entraban dentro de sí mismos y formaban sus carácteres; ellos oraban de forma tal que afectaban sus vidas y las de los demás; oraban de forma tal que hicieron la historia de la Iglesia y tuvieron influencia en el devenir de los tiempos. Ellos pasaron mucho tiempo en oración, no porque medían el tiempo con la sombra o por medio de las agujas del reloj, sino porque para ellos eso era un negocio tan monumental y exigente y difícilmente podían salirse de ello.

Para ellos, la oración era igual que lo que la oración representaba para Pablo, una lucha con un gran esfuerzo del alma; lo que era para Jacob, una lucha con victoria; lo que era para Cristo: "llanto fuerte con lágrimas." Ellos "oraban en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia." "La oración efectiva y ferviente" ha sido el arma más poderosa de los poderosos soldados de Dios. La frase en nombre de Elías _ que era un "hombre sujeto a pasiones, como somos todos, y él oró con fe para que no lloviera; y no llovió sobre la tierra por un tiempo de tres años y seis meses. Y él oró de nuevo, y el cielo dio la lluvia, y la tierra dio su fruto" _ incluye a todos los profetas y predicadores que han movido a su generación por Dios, y muestra el instrumento por medio del cual llevan a cabo maravillas.

Mientras que muchas oraciones privadas, en la naturaleza de las cosas, tienen que ser breves; mientras que muchos oraciones públicas, como norma, deben ser breves y concisas; mientras haya un gran espacio para jaculatorias _ pero en nuestra comunión privada con Dios el tiempo el la característica por el valor de la oración. El pasar mucho tiempo con Dios es el secreto de la oración exitosa. La oración que se siente como una fuerza maravillosa es el producto mediato o inmediato del mucho tiempo que se pasa con Dios. La eficiencia de nuestras oraciones breves basa en las oraciones largas que les precedieron. La oración breve que prevalece no puede ser orado por alguien que no haya prevalecido con Dios en una lucha más poderosa de más tiempo. La victoria de fe de Jacob no puede haberse logrado sin la lucha de toda una noche. El conocimiento de Dios no puede obtenerse con llamadas cortas. Dios no otorga sus dones a quienes van y vienen en forma casual y errática. Pasar mucho tiempo solo con Dios es el secreto de conocerle y de tener influencia ante él. Él se inclina hacia la persistencia de una fe que le conoce. Él concede sus mejores dones a aquellos que declaran sus deseos y el aprecio ante esos dones a través de la constancia y la persistencia. Cristo, que en esto así como en otras cosas es nuestro Ejemplo, pasó muchas noches enteras en oración. Su costumbre era orar mucho. Tenía un sitio habitual para orar. Muchas de esas largas sesiones de oración construyeron su historia y su carácter. Pablo oraba día y noche. Daniel tomó tiempo de muchos de sus intereses importantes para orar tres veces al día. Las oraciones de David de mañana, mediodía y noche indudablemente en ocasiones fueron muy prolongadas. Aunque no llevemos cuenta específica del tiempo que esos santos de la Biblia pasaron en oración, se indica que ellos consumieron mucho de su tiempo orando, y en algunas ocasiones era su costumbre pasar largo tiempo en sesiones de oración.

No tenemos que pensar en que el valor de sus oraciones se mida con un reloj, sino que nuestro propósito es imprimir en las mentes la necesidad de pasar mucho tiempo solo con Dios; y si esta característica no se ha dado por nuestra fe, nuestra fe es del tipo frágil y superficial.

Los hombres que han ilustrado completamente a Cristo en sus caracteres, y que han afectado poderosamente el mundo por Él, han sido hombres que pasaron tanto tiempo con Dios que se ha convertido en un rasgo importante de sus vidas. Charles Simeon dedicaba las horas de las cuatro a las ocho de la mañana a Dios. El Sr. Wesley pasaba dos horas al día en oración. Comenzaba a las cuatro de la mañana. Acerca de él, alguien que lo conocía bien escribió: "Él pensaba que la oración era más asunto suyo que cualquier otro y lo he visto salir de su encierro con una serenidad en la cara que estaba cerca de brillar." John Fletcher humedecía las paredes de su habitación con el aliento de su oración. A veces oraba toda la noche; siempre, frecuentemente, y con gran devoción. Toda su vida fue una vida de oración. "No me levantaría de mi asiento sin elevar mi corazón hacia Dios," decía. Su saludo para un amigo siempre era: "¿Te encuentro en oración?" Lutero dijo: "Si dejo de pasar dos horas en oración cada mañana, el demonio gana durante el día. Tengo mucho que hacer así que no puedo continuar sin pasar tres horas en oración durante el día." Él también tenía un lema: "El que ha orado bien, ha estudiado bien."

El Arzobispo Leighton estaba solo con Dios por tanto tiempo que parecía estar permanentemente meditando. "Oración y alabanza eran sus asuntos y su placer," dijo su biógrafo. El Obispo Ken pasaba tanto tiempo con Dios que se decía que su alma estaba enamorada de Dios. Él estaba con Dios antes de que el reloj marcara las tres cada mañana. El Obispo Asbury dijo: "Me propuse levantarme a las cuatro en punto de la mañana tanto como pueda y pasar dos horas orando y meditando." Samuel Rutherford, la fragancia de cuya piedad aun es rica, se levantaba a las tres de la mañana para encontrarse con Dios en oración. Joseph Alleine se levantaba a las tres de la mañana para sus asuntos de oración y terminaba a las ocho de la mañana. Si escuchaba que otros comerciantes comenzaban sus asuntos antes de que se levantara, exclamaba: "¡Oh, que vergüenza! ¿Es que mi Maestro no merece más que lo que merece el de ellos?" El que había aprendido bien este negocio, puede retirar cuando quiere y con la aprobación del infalible banco del cielo.

Uno de los predicadores más santos y uno entre los que más dones obtuvieron en Escocia dijo: "Tengo la obligación de pasar las mejores horas en comunión con Dios. Es mi trabajo más noble más fructífero, y no debe dejarse olvidado en una esquina. Las horas de la mañana, de seis a ocho, son las más ininterrumpidas y por tanto deben usarse. Después del té es mi mejor hora, y esa debe ser solemnemente dedicada a Dios. No debo dejar el buen hábito de la oración antes de ir a dormir; pero hay que luchar duramente contra el sueño. Cuando no puedo dormir en la noche, me tengo que levantar a orar. Un poco antes del desayuno, debe dedicarse a interceder." Este era el plan de oración de Robert McCheyne. El memorable grupo de metodista nos hace sentir avergonzados referente a la oración. "Desde las cuatro de la mañana hasta las cinco, oración privada; de cinco a seis de la tarde, oración privada."

John Welch, el santo y maravilloso predicador escocés, pensaba que desperdiciaba el día si no había pasado de ocho a diez horas en oración. Él llevaba consigo una manta a cuadros en la que se envolvía cuando se levantaba a orar en la noche. Su esposa se quejaba cuando lo encontraba en el suelo sollozando. Él respondía: "¡Oh mujer, tengo las almas de tres mil por quienes debo responder, y no sé qué pasa con muchos de ellos!"

El Obispo Wilson dice: "En el diario de H. Martín el espíritu de oración, el tiempo que dedicaba a ese deber, y su fervor en la oración están entre las primeras cosas que me estremecieron."

Payson gastaba las duras tablas que estaban bajo sus rodillas cuando éstas presionaban sobre los tablones durante mucho tiempo y con mucha frecuencia. Su biógrafo dijo: "Su instante continuo en oración, fueran cuales fueran las circunstancias, es el hecho más notable en su historia, y nadie podría rivalizar con su eminencia. A sus oraciones ardientes y perseverantes se debe, sin ninguna duda, su éxito distinguido y casi ininterrumpido."

Willam Bramwell es famoso en los anales de la Iglesia Metodista por su santidad personal y por su maravilloso éxito en la prédica y por las maravillosas respuestas a sus oraciones. Oraba por muchas horas al día. Casi vivía todo el tiempo de rodillas. Pasaba por los circuitos como una llama flameante. El fuego era encendido por las horas que pasaba en oración. A menudo pasaba casi cuatro horas en una sola sesión de oración en retiro.

El éxito del Dr. Judson en la oración se atribuye al hecho de que dedicaba mucho de su tiempo a la oración. Acerca de eso, dijo: "Arregla cualquier asunto pendiente, si es posible, de forma tal que puedas dedicar dos o tres horas de cada día no únicamente a los ejercicios devocionales, sino también al verdadero acto de oración secreta y comunión con Dios. Dedica siete momentos del día para retirarte de los negocios y la compañía, y levanta tu alma hacia Dios en un lugar privado y retirado. Comienza el día levantándote después de la medianoche y dedica algo de tu tiempo a este sagrado deber en el silencio y la oscuridad de la noche. Deja que la hora del amanecer te encuentre haciendo lo mismo. Deja que lleguen las nueve, las doce, las tres, las seis y las nueve de la noche y te vean permanecer haciendo lo mismo. Sé resoluto en esta causa. Haz todos los sacrificios prácticos para mantenerlo. Considera que tu tiempo es corto, y que los negocios y la compañía no se les debe permitir que roben algo de tu tiempo con Dios."

Imposible, decimos nosotros, ¡instrucciones fanáticas! El Dr. Judson impresionó a un imperio por Cristo y sentó las bases del reino de Dios con granito imperecedero en el corazón de Burma. Él tuvo éxito, uno de los pocos hombres que impresionaron al mundo por Cristo. Muchos hombres de más grandes dones, geniales y más aprendidos que él no causaron una impresión similar; sus trabajos religiosos son como huellas en las arenas, pero él ha grabado su trabajo en un diamante. El secreto de su profundidad y continuación se encuentra en el hecho de que le daba tiempo a la oración. Mantenía el hierro al rojo vivo con la oración, y las destrezas de Dios le otorgaron un gran poder. Ningún hombre puede hacer un trabajo grande y permanente por Dios a menos que sea un hombre de oración, y ningún hombre puede ser un hombre de oración sin dedicar mucho de su tiempo a la oración.

¿Es cierto que la oración solamente es la docilidad con el hábito, el aburrimiento y el mecánico? ¿Un desempeño mediocre en el cual nos entrenamos hasta que tiene la mansedumbre, la brevedad y la superficialidad como sus elementos principales? "¿Es cierto que la oración es, tal y como se le asume, poco más que un juego pasivo de sentimientos que fluye lánguidamente durante minutos y horas de reverencia fácil?" Canon Lidon continúa: "Dejemos que quienes han realmente orado nos den la respuesta." A veces ellos describen la oración como el patriarca Jacob, como una lucha con un Poder Invisible que puede durar, con bastante frecuencia en una vida dedicada, hasta las altas horas de la noche, o hasta el amanecer. A veces se refieren a la intercesión, como San Pablo dice: una lucha concertada. Ellos han, mientras sus ojos estaban fijos en el Gran Intercesor en Getsemaní, visto las gotas de sangre que caen al suelo en la agonía de la resignación y el sacrificio. La importunidad es la esencia de la oración exitosa. Importunidad no significa estar con ganas de dormir, sino trabajar con aguante. Es a través de la oración especialmente que el reino de cielo sufre violencia y el violento lo tomo por fuerza. Dijo el difunto Obispo Hamilton que: "Ningún hombre puede hacer mucho bien en oración a menos que comience a verlo como un trabajo para que se deber preparar y en que se persevera con toda la seriedad que tenemos en cuanto a lo que esté en nuestra opinión lo más interesante y necesario."

- E. M. Bounds


Crecimiento a través del dolor


Los diamantes no brillan con belleza a menos que se les talle. Cuando se han tallado, los rayos del sol caen en ellos y hacen que brillen con maravillosos colores. Así que cuando nos tallen y nos den forma con la cruz, brillaremos como joyas en el Reino de Dios.

En Suiza había un pastor que le quebró una pata a una oveja. Cuando se le preguntó por qué lo había hecho, dijo que la oveja tenía el mal hábito de guiar a otras ovejas fuera del redil y las llevaba a alturas peligrosas y hacia los precipicios. La oveja era tan brava que cuando el pastor iba a alimentarla, el animal a veces trataba de morderlo. Pero después de un tiempo ella se hizo amiga del pastor y lamía sus manos. Igualmente, a través de la pena y el sufrimiento, Dios conduce a quienes han sido desobedientes y rebeldes al sendero de la seguridad y la vida eterna.

- Sadhu Sundar Singh


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