Para aquellos que buscan la verdad y una vida dinámica

Cristo es Vencedor

Nov/Dic 2001

En un mundo lleno de odio

El temor es el sentimiento predominante que uno se encuentra en todas partes. El temor al mañana se ha convertido en el rasgo dominante de la vida de hoy.

¡Los economistas quizás predicen en forma optimista! Las naciones que una vez progresaban, están hundidas en la recesión y el número de desempleados crece en todas partes. Hay un sufrimiento real tanto como hay sufrimiento „imaginario". Hay una necesidad real, así como una reducción de ciertos lujos que algunos simplemente sienten que no pueden aceptar.

El periódico trae muy pocas buenas noticias. Es un miserable catálogo de calamidades, tristes fracasos, cultivos fracasados, cosechas escasas y caos político interminable. En estos días, es lo mejor que un hombre deje el periódico de lado sin leer algunas de las nuevas catástrofes que se ciernen en el horizonte.

Clamamos que vivimos en días civilizados, pero el barbarismo de hoy, el odio entre las naciones, la larga lista de masacres, la toma de rehenes, las ejecuciones sumarias sin que haya un juicio adecuado, todo ello habla de un comportamiento salvaje e incivilizado del cual pocas eras han sido responsables en larga escala. La inhumanidad del hombre con el hombre debería hacernos llorar o gemir. Hoy hay millones que no pueden ni siquiera viajar fuera de sus países, porque se han erigido muros y barricadas, que los privan de la libertad de escoger lo que Dios les ha dado.

En medio de este caos nos llega el buen mensaje de la llegada del Salvador a este mundo pecador. El ángel anunció las gloriosas nuevas a los pastores en mitad de la noche: „No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo ..." (Lucas 2:10). Sí, Cristo nos trae gran gozo.

Recuerdo cuán pesado era mi corazón y cuán miserable era en mi impureza y pecado. Esa noche, cuando el Señor Jesús me encontró y lanzó lejos de mi corazón la pesada carga del pecado ¡qué entusiasmo sentí! Parecía que estaba flotando en el aire. Lo único que podía hacer era cantar de pura felicidad. Desde ese día hasta hoy, ha habido una corriente de regocijo que me da fuerza día tras día en medio de mis incesantes viajes, noches de insomnio y trabajo creciente. El Salvador dijo: „El gozo de Jehová es vuestra fuerza" (Nehemías 8:10). ¡Cuán verdadero es eso! El Señor quiere levantar la obscura nube de nuestras preocupaciones y llenar nuestros corazones con regocijo. Cristo vino a traernos regocijo - regocijo indescriptible con palabras y lleno de gloria.

Es maravilloso que aun entre aquellos que han clamado ser buenos cristianos, uno escuche interminables quejas, críticas desleales y hasta maledicencia. En vez de buenas noticias, puede llenar sus oídos de malas noticias con sólo sentarse diez o quince minutos entre ellos. Quiero decirles que han perdido completamente el punto de la liberación crisitiana. ¿Por qué esta obscura perspectiva? ¿Por qué estos temores negativos? ¿No ha llegado el libertador? O ¿está Él en la tumba como otros profetas? No, nuestro Salvador es un Salvador inmortal y resucitado. Él vive ahora, intercediento a favor de nosotros.

En mucha gente se ha perdido una confianza activa en Dios, lo que la Biblia llama „fe". Ellos se sientan con una mortaja a su alrededor y con la espera perenne de que los cielos van a colapsar alrededor de ellos.

Usted necesita del mensaje de la Navidad. Usted está obscureciendo sus horizontes, está debilitando su cuerpo y destruyendo su utilidad al dejar que la falta de amor, la impureza y el temor negativo le aplasten. El Salvador ha venido para elevarle, para amarle, para que usted se eleve por sobre las nubes del temor y la culpa.

¡Gran regocijo! Cuán pocos conocemos hoy en día que tengan una disposición feliz. Uno parece encontrar poco regocijo en el rostro de las personas o en el comportamiento entre ellas. Es solo una prisa rápida y nerviosa.

Hace algún tiempo, en Europa, me senté en uno de los puntos de cruce entre el Este comunista y el Oeste libre. Había una larga hilera de carros. La gente se sentaba con tensión en sus caras, mientras cada carro era chequeado. Atados perros policías olfateaban los camiones. Las bocas de unas ametralladoras en un lugar elevado estaban recorriendo toda la escena. No se veía ni una sonrisa en todas esas caras. La gente que había ido a visitar el bloque oriental, estaba justamente demasiado ansiosa de verse libre y dejar la atmósfera llena de temor. En esta atmósfera decepcionante noté que había una cierta cantidad de tensión y ésta crepitaba también dentro de mí. Dije: „Señor, el temor no es para mí. No quiero que esta atmósfera me atrape y me retenga." De inmediato, el regocijo del Señor se restauró en mí. Había algo de torta en el carro. Así que lo saque y comencé a disfrutarlo, mientras que en torno a mí la gente estaba tiesa, estirada, temerosa y ansiosa.

Dejemos que el „gozo del Señor" sea nuestra fuerza.

Joshua Daniel


UN ARQUITECTO HABLA

Mi familia eran cristianos nominales. Nuestra cristiandad radicaba en estar registrados como miembros de la iglesia.

En nuestra vida diaria no existía Dios. Los domingos, mis padres iban a la iglesia pero nunca les vi orando o leyendo la Biblia. En la iglesia y en la escuela escuché acerca de las cosas de Dios y aprendí los diez mandamientos. Pero sólo tenía una idea vaga de lo que era un verdadero cristiano y no pude resistir los pecados de la juventud. Mi vida tenía dos caras. Los domingos en la mañana, escuchaba los sermones y cantaba los himnos. A pesar de ser cantante en el coro, los domingos en la tarde iba al cine y llenaba mi corazón con muchas imágenes y pensamientos sucios. Mi imaginación se corrompió en una forma tal que plané y pensé en cometer crímenes del mismo tipo que había leído que cometían otros en los periódicos.

La suciedad y el pecado de la masturbación me hicieron darme cuenta de mi gran necesidad interna así que comencé a ir a lugares solitarios para buscar a Dios y para sollozar por mi condición. Pero aun no sabía
acerca del verdadero arrepentimiento o conversión.

Con todos mis pecados y culpabilidad me casé. Aun en nuestra viaje de bodas, el adulterio estaba en mi corazón. Pero Dios en su gran amor vio mi miseria y escuchó mis clamores y me mostró su misericordia.

Mi esposa y yo fuimos invitados a uno de los retiros dados por Joshua Daniel. La intensa y clara prédica de la Palabra de Dios me ayudó a reconocer mi pecado profundamente y a arrepentirme de verdad. Con lágrimas, confesé ante Dios todos mis pecados y mi impureza y ante los hombres mis pecados cuando tuve que arreglármelas con ellos. Entonces comencé a acomodar mi corazón y mi conciencia. Regresé lo que había robado a sus dueños, le regresé el dinero a una compañía de seguros porque les había desfalcado y le pedí a mis maestros que me perdonaran por haber hecho trampa en los exámenes. Le pedí a mis padres, hermanos y hermanas y a mi esposa perdón por mis pecados, como la desobediencia, la falta de amor, etc.

Poco después de eso, cuando estaba leyendo la Palabra de Dios, el Señor me aseguró que Él había perdonado mis pecados a través de Isaías 54:4: "No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria."

La había causado pena al Señor por mi vida llena de vergüenza y de hipocresía durante mi juventud y Él me había perdonado. La paz y el regocijo y una constancia en leer la Biblia, que antes no conocía, llegó a mi vida.

El sirviente de Dios oró por mi enfermedad y fui sanado de un problema de estómago que había durado mucho tiempo.

Pronto mi esposa, que había sido llevada al arrepentimiento al mismo tiempo, y yo comenzamos a orar juntos. Experimentamos el poder y la realidad de la oración al recibir la ayuda de Dios y la liberación en muchas situaciones críticas. La Palabra de Dios nos dio respuestas a muchas preguntas en nuestro matrimonio y en la crianza de nuestros hijos. La literatura de la Comunidad fue muy útil al construir nuestra vida espiritual. En mi posición de responsabilidad como ingeniero civil, aprendí a manejar conflictos y problemas con Dios en la oración y experimente la ayuda de Dios al tratar con mis colegas, con los comerciantes y con los clientes.

En nosotros creció el deseo por pasar este mensaje de salvación a otros. Primero servimos al Señor en nuestro
tiempo libre y los fines de semana. A través del Exodo, tercer capítulo, donde Dios se le apareció a Moisés en la zarza ardiente, vimos el llamado de Dios para servirle a tiempo completo para la salvación de las almas. Dios confirmó su llamado para un ministerio a tiempo completo a través de Jeremías 15: 19 _ 21: "Por tanto, así dijo el Señor: Si te convirtieres, yo te restauraré y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice el Señor. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes."

- Hans Hoos


PROVIDENCIA NOTABLE

Dios nunca me ha dado lo que he querido. Él siempre me ha dado más. Como prueba, les contaré la siguiente anécdota.

Cuando me casé, era un trabajador y en consecuencia no tenía mucho dinero para gastar. Durante casi tres meses después de mi matrimonio, me enfermé y mi enfermedad continuó por más de nueve meses.

Durante ese período, tuve mucha tensión. Debía una suma de dinero, y no tenía forma de pagarla. Había que pagarla un cierto día, o tendría que ir a la cárcel. No tenía comida para mí o para mi esposa, y en esa situación, subí a mi habitación y tomé la Biblia. Me arrodillé, abrí la Biblia y puse mis dedos sobre algunas de las promesas y las reclamé como mías. "Señor, éstas son Tus propias palabras de promesa: Yo reclamo Tus promesas." Traté de agarrarlas por la fe. Luché con Dios por algún tiempo en esta forma. Me puse de pie, y caminé por un rato. Luego me fui a la cama y tomé mi Biblia y la abrí en estas palabras: "Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. Dije: "Es suficiente, Señor."

Sabía que la liberación llegaría, y alabé a Dios con todo mi corazón.

Mientras estaba pensando así, tocaron la puerta. Fui y la abrí, y un hombre me tendió una carta. Miré la carta, y cuando miré hacia arriba de nuevo, el hombre se había ido. La carta contenía justamente la suma que yo necesitaba, y cinco chelines más. Eso fue hace dieciocho años atrás, y yo jamas supe quién me los envió. Solo Dios lo sabe. Así Dios me liberó de todos mis problemas ¡Toda alabanza sea para Él!

También quisiera narrar otro incidente similar que ocurrió en la vida de uno de mis amigos.

Él había estado desempleado por un buen tiempo, y _en consecuencia- estaba en unas circunstancias tales que apenas podía mantenerse lo mínimo para no morir de hambre; de hecho solamente tenía una muy ínfima cantidad de dinero. Tampoco tenía amigos; pero tenía el Amigo que "está más cerca que un hermano".

Fue a la capilla a dar gracias a Dios por lo que había tenido en el pasado, teniendo fe en Él para lo que tuviese que pasar, y escuchó al Dr. Newton predicar un sermón para ayudar a una sociedad misionera que estaba en unas circunstancias muy duras. Sintiendo profundamente el solemne pedido que el reverendo hizo a la liberalidad de la audiencia en beneficio de la sociedad misionera, de una sola vez le dio el poquísimo dinero con el que contaba. Pero aun así, él aun creía en Él, que sacó a los israelitas de las manos de Faraón.

Se levantó a la mañana siguiente sin un centavo. Pero pronto, al terminar su arreglo personal, le llegó un mensaje que decía que comenzaba a trabajar esa misma mañana. Desde entonces no ha dejado de trabajar, y Dios en Su infinita bondad y misericordia, le ha llevado a un estado de respetabilidad. Realmente, las palabras de Dios se verificaron en este hombre: "Los que me honren, serán honrados por mi."

- Seleccionado


El pasar mucho tiempo con Dios es el secreto de la oración exitosa.

E. M. Bounds


HAY QUE DEDICAR MUCHO TIEMPO A LA ORACION

Los grandes maestros y líderes de la doctrina cristiana siempre han encontrado su más alta fuente de iluminación en la oración. Sin tener que salir de los límites de la Iglesia de Inglaterra, se sabe que el Obispo Andrews pasaba cinco horas diarias de rodillas en oración. Las prácticas soluciones más grandes que han enriquecido y embellecido la vida humana en tiempos cristianos, se formaban de la oración.

_ Canon Liddon.

Mientras que muchas oraciones en privado, en la naturaleza de las cosas, tienen que ser cortas; las oraciones en público como norma han de ser cortas y condensadas, mientras que hay un gran espacio para poner valor en la oración _aun en nuestra comunión privada con Dios el tiempo es algo que hay que valorar en forma esencial. El pasar mucho tiempo con Dios es el secreto de la oración exitosa. La oración que se siente como una fuerza maravillosa es el producto mediato o inmediato del pasar tiempo con Dios. Nuestras cortas oraciones deben su punto y eficiencia a las largas oraciones que le precedieron. La triunfante oración corta no puede ser dicha por quien no haya estado con Dios durante una larga lucha continua. La victoria de Jacob en la fe, no pudo haberse logrado sin toda esa lucha que duro una noche completa. El conocimiento de Dios no es posible tener a traves de oraciones cortas. Dios no da sus dones a la gente que solo vengan de vez en cuando y a toda prisa. El pasar mucho tiempo solo con Dios es el secreto de conocerle y de tener influencia sobre Él. El condescende a la persistencia de una fe que le conoce a Él. El concede los mejores dones a aquellos que declaran su deseo por esos dones y la forma en que los aprecian, por su consistencia y por su seriedad de su requerimiento. Cristo, quien es en ésto y en otras cosas nuestro ejemplo, pasó muchas noches en oración. Su costumbre era orar muchísimo. Él tenía un lugar especial para orar. Sus largas sesiones de oración forjaron su historia y su carácter. Pablo oraba día y noche. Daniel tomó tiempo de muchas de sus obligaciones importantes para orar durante tres veces al día. Las oraciones de Daniel en la mañana, mediodía y noche duraban sin duda en algunas ocasiones largo tiempo. No se sabe exactament cuánto tiempo pasaban los santos de la biblia en oración, pero se indica que pasaban largo tiempo en oración, y en algunas ocasiones era su costumbre pasar largo tiempo en oración.

No es que pensemos que el valor de una oración viene dado por el tiempo que se dedique a esta, sino que nuestro propósito es impresionar sus mentes acerca de la necesidad de estar mucho tiempo a solas con Dios. Y si ello no ha ocurrido por nuestra fe, entonces nuestra fe es del tipo débil y superficial.

Los hombres que tuvieron al Cristo en su carácter en una forma más ilustrada, y que han impactado más al mundo a través de Él, han sido hombres que pasaron mucho tiempo con Dios, así que la oración era un rasgo importante de sus vidas. Charles Simeon dedicó horas a Dios, desde las 4 hasta las 8 de la mañana. El Sr. Wesley pasaba dos horas al día en oración. Comenzaba a las 4 de la mañana. De él, alguien que le conoció bien, escribió: "Él pensaba que la oración era más asunto suyo que de nadie más, y le he visto salir de su encierro con una serenidad en la cara que parecía que brillaba." John Fletcher manchó las paredes de su habitación con el respiración de sus oraciones. A menudo oraba toda la noche; siempre, frequentemente y con gran seriedad. Su vida completa fue una vida de oración. Decía: "No me levantaré de mi asiento sin elevar mi corazón hacia Dios." Su saludo a sus amigos siempre era: "¿Te encuentro en la oración?" Lutero dijo: "Si dejo de usar dos horas al día cada mañana en oración, el demonio obtendra la victoria ese día. Tengo muchos asuntos que no puedo hacer a menos que pase tres horas diarias en oración." Él tenía un lema: "Él que ha orado bien, ha estudiado bien."

El Arzobispo Leighton estaba tanto tiempo con Dios, que parecía que estaba en meditación perpetua. "La oración y la alabanza eran sus asuntos y sus placeres," dice su biógrafo. El Obispo Ken estaba tanto tiempo con Dios, que se decía que su alma estaba enamorada de Dios. Él estaba con Dios antes de que el reloj marcara las tres de la mañana todos los días. El Obispo Asbury dijo: "Me propongo levantarme a las cuatro en punto lo más a menudo que puedo, así puedo pasar dos horas en meditacion y oración." Samuel Rutherford, la fragancia de cuya piedad es aun rica, se levantaba a las tres de la mañana para encontrarse con Dios en la oración. Joseph Alleine se levantaba a las cuatro de la mañana para su oración hasta las ocho. Si escuchaba que otros comerciantes negociaban antes de que él se levantara, exclamaba: "¡Oh, que vergüenza! ¿Es que mi Maestro no se merece más que el de ellos?" Él que había aprendido bien esto negocio, puede retirar dinero a su gusto y con la aceptación del banco del cielo.

Uno de los más bienaventurados y que estaba entre los más dotados entre los predicadores escoceses, dice: "Tengo que pasar las mejores horas en comunión con Dios. Ésto es mi empleo más fructífero y más noble, y no debe ser descuidado. Las horas de la mañana, de seis a ocho, son las que no son interrumpidas y tienen que ser utilizadas para ello. Después del té es mi mejor hora, y debe ser solemnemente dedicada a Dios. No debo desechar el viejo hábito de orar antes de ir a dormir; pero se debe cuidar de adormecerse. Cuando me despierto en la noche, me tengo que levantar y orar. Se debe dedicar un poco de tiempo después del desayuno para una intercesión." Este era el plan de oración de Robert McChevne. La memorable banda metodísta en su oración nos avergüenza: "De cuatro a cinco de la mañana, oración en privado; de cinco a seis de la tarde, oración en privado."

John Welch, el maravilloso y bienaventurado predicador escoces, pensaba que se pasa mal el día sin dar de ocho a diez horas a la oración. Él tenía una vestimenta que podía usar para arroparse si se levantaba a orar de noche. Su esposa se quejaba cuando le encontraba sollozando y tendido en el suelo. El contestaba: "¡Oh mujer, tengo las almas de tres mil personas por las que tengo que responder, y no sé cómo están muchas de ellas!"

- Extraído de Power Through Prayer por E. M. Bounds


El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.

Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.

Salmo 91:1+2


Continuación de

El Progreso del Peregrino

Los peregrinos soportaron todo pacientemente, devolviendo bien por mal y bondad por injuria. Algunos hobres en la feria, con menos prejuicios que los otros, empezaron a echar en cara a los demás su procedimiento. Pero éstos se volvieron encolerizados y en pocos minutos ambos grupos se habían trenzado en lucha.

Siendo acusados de causar este disturbio, Cristiano y Fiel son azotados con varas y encadenados.

Pero Cristiano y Fiel se comportaron tan bien y soportaron la vergüenza con tanta mansedumbre que otros fueron ganadas para su causa. Esto enfureció al grupo oponente en tal forma que determinaron que los peregrinos deberían ser ejecutados. Por lo tanto, se preparó un tribunal.

Fueron traídos a juicio delante del juez Odia-lo-bueno. La acusación era la siguiente: „Estos hombres son enemigos del comercio y perturban la paz. Han causado divisiones en la ciudad y han conseguido atraer simpatizantes a su causa y a sus opiniones peligrosas, con absoluto desprecio de la ley de nuestro príncipe."

Pero Fiel se levantó y se defendió diciendo: „Solamente me he levantado contra aquello que se opone a la ley de Aquel que está muy por encima de cualquier otra autoridad. El príncipe de quien tú hablas es Satanás, el enemigo de nuestro Señor, y yo lo desafío a él y a todos sus diablos."

El juez Odia-lo-bueno anunció que cualquiera que tuviera quejas contra los prisioneros debería presentarse y exponer la evidencia del caso. Por lo tanto, se presentaron tres testigos: Envidia, Superstición y Hambriento de Fama.

Estos tres hombres acusaron a Fiel de arruinar su negocio al decir que el Cristianismo y las costumbres de la Feria de la Vanidad no podían reconciliarse, y también por hablar en contra de su príncipe, Satanás, y sus amigos.

Pero Fiel se defendió otra vez osadamente, diciendo: „He sido acusado falsamente. Yo dije que todo aquello que es contra la Palabra de Dios es opuesto al Cristianismo, y que se requiere fe divina para adorar a Dios. En lo que se refiere al príncipe de esta ciudad y a su populacho, son más aptos para el infierno que para este lugar. Que el Señor tenga misericordia de mí."

Entonces el juez requirió al jurado que presentaran su veredicto, ya sea para ejecutar a Fiel o para dejarlo en libertad. Los miembros del jurado eran: el Sr. Ceguedad, el Sr. Rechaza-lo-bueno, el Sr. Amador del Placer, el Sr. Libertinaje, el Sr. Orgullo, el Sr. Odia-la-luz, el Sr. Mentiroso, el Sr. Enemistad, el Sr. Cabezadura, el Sr. Crueldad, el Sr. Resentimiento, y el Sr. Malicia. Estos ya habían juzgado a Fiel en sus corazones, así que no tardaron mucho en volver con el veredicto: ¡Culpable!

El Juez Odia-lo-bueno ordenó que Fiel fuera llevado al lugar de la ejecución para recibir al muerte más cruel que su ley podía idear.

Desvisten a Fiel. Lo azotan, lo abofetean, lo apedrean y lo tajean con cuchillos. Lo hieren con espadas.

Por último lo ataron a una estaca y lo quemaron quedando sólo las cenizas. Así llegó Fiel al final de sus días.

Entonces vi en mi sueño que, aunque Fiel había sido cruelmente quemado en la estaca, en el mismo momento de su muerte fue llevado hacia arriba a través de las nubes directamente a la puerta de la Ciudad Celestial.

Cristiano fue llevado de vuelta a la prisión donde permaneció por un tiempo. Pero Dios, que está por encima de todo, arregló las cosas en tal forma que Cristiano logró escapar y seguir su viaje. No estaba solo, pues se le unió un hombre llamado Esperanzado, quien había sido conmovido por el noble ejempolo de los peregrinos.

Los dos hombres hicieron un convenio hermanable de andar el camino celestial en compañía. Esperanzado le contó a Cristiano que había otros hombres en la Feria de la Vanidad que algún día también los seguirían.

- Continuará -

Extraído del libro El progreso del peregrino ilustrado.

© El progreso del peregrino ilustrado. Editorial Portavoz, PO Box 2607, Grand Rapids, Mi, 49501-2607, U.S.A.